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Pan con Chocolate: La Saga.

Lo que comenzó como un relato basado en un hecho real se convirtió en la primera saga tropical de Vocaloid en Español, y promete ser la más larga. Pero comencemos por el principio: ¿Cómo empieza esta historia?




Capítulo 1: Pan con Chocolate (Letra y Música: AlexTrip Sands)

Miku es una muchacha dulce, comprensiva, enamorada de un "príncipe azul" que le dio palabras hermosas, regalos, intenciones nobles. Ella resuelve al cabo de un tiempo de conocerse, darle la oportunidad de establecer una relación más allá de una simple amistad. Miku, por la fama y su status de Diva, se negó a irse de su casa (bastante grande y cómoda), así que se llevó a su adorado novio a vivir con ella. 

Con el pasar del tiempo, nuestra protagonista comienza a sentir que algo no anda bien. Su sexto sentido le indicaba que este chico no le estaba siendo muy honesto que digamos. Se desaparecía hasta por tres días consecutivos, las juntas con tres de sus amigos (Ramón, Juan y Tito, unos tipos que frecuentan el bar de la esquina) no le parecían saludables... En fin, un día se dio cuenta de algo que desató su ira, pues ya llevaba acumulados muchos malos tratos y engaños. Sin pensarlo mucho, esa tarde lo recibió en la puerta, con las maletas y baúles afuera. Luego de perderse aquel fin de semana, Miku, hastiada, le dice esto:


Se rumora que los gritos y reclamos se escucharon hasta altas horas de la noche. Llegó un momento en que la gente escuchaba que Miku le decía varios nombres de mujeres con las que se supo que estaba saliendo. Fue una descarga de proporciones apocalípticas.

Capítulo 2: La Respuesta (Letra y Música: Yesi-Chan y AlexTrip Sands)

Quienes no sabíamos lo que estaba pasando nos preguntábamos ¿Con quién pelea la peliazulada? ¿Quién era ese chico que vivía con ella? No nos imaginábamos que era ese mismo sinvergüenza, embustero y hablador que se la pasaba jugando dominó en el bar con Ramón, Juan y Tito. Los "amigos" ya sabían que este tipo acostumbraba llamar a las mujeres con las que se relacionaba con nombres de postres, golosinas, chucherías...

Se sabía en los lados del barrio donde creció este chico que su preferida tendría el apodo de su postre predilecto: Pan con Chocolate. Y así era. Pero también existían "pastelito", "bizcochito", "suspirito", "milhojita", "pie de limón", "caramelito" y un montón de nombres código. Cuenta el tipo que atiende el bar que este fulano venía de perderse tres días, y que de regreso, pasó por la panadería, compró una bolsa de pan de sandwiches, y aspiraba a completar su postre en la casa donde lo esperaban su chica de largas coletas azules y un frasco de chocolate para untar. ¿Cuál sería su sorpresa al ver todas sus cosas en la puerta y su adorada con cara de perro?

Un testigo dice que él escuchó toda la descarga en silencio. Cuando por fin tuvo la oportunidad de responder, comenzó a tartamudear, las ideas se le cruzaron. Ahí fue que llegamos nosotros (Yesi y yo) y comenzamos a escuchar lo siguiente (noten que no aguantamos la indignación):


A medida que hablaba Gakupo, Miku se fue poniendo más y más histérica. Su rabia fue tal que agarró el frasco de chocolate y se lo lanzó directo a la cabeza, con la suerte de que él se agachó a tiempo, pero se quebró, y esto fue la señal que recibiría Gakupo para entender que no podía continuar allí. Tomó sus maletas y baúles, y se fue...

Pasado todo el lío, Miku se quedó sola de nuevo, y entre sollozos encontró un paquete de tostoncitos... Se secó las lágrimas, y pensó en que si ellos compartían todo tipo de cosas, pero que no comían tostones porque supuestamente no les gustaban a ninguno de los dos, entonces en otro sitio se estaban comiendo ese postre. 

Capítulo 3: Tostoncito (Letra y Música: Yesi-Chan y AlexTrip Sands)

Gumi, la chica metódica, correcta, trabajadora, proactiva. Desde que tuvo edad para hacerlo se dedicó a estudiar canto y buscó un buen empleo en una gran empresa. Tuvo la suerte de salir favorecida con un contrato, por su manera de ser y de expresarse. Percataron el dinamismo en sus acciones. 

Su primer compañero de trabajo era un chico de buen vestir, delgado, de cabellos largos, con una voz que intrigaba. Desde el primer momento en que él la vio, le dio un bonito sobrenombre, que combinaba perfectamente con su vestimenta y sus hermosos y cortos cabellos verdes: "Tostoncito". 

Pasaban los meses, la relación se fue intensificando cada vez más. Un día, Gakupo le propone vivir juntos, que no se preocupara ya que él le daría una casita linda para cobijar el amor que se tenían. Y así fue, él pagó la casa (en efectivo), ella firmó los papeles, y se fueron.

Pasaron unas semanas, y de repente la ilusión de los meses de relación exclusiva en la oficina se fueron convirtiendo en una nube oscura. Gumi comenzó a sentir cierta distancia, ya que Gakupo se dedicaba demasiado tiempo al trabajo. Tanto, que duraba varios días en la oficina, durmiendo pocas horas... o al menos eso le decía él. Cuando no estaba en la oficina, estaba resolviendo unos negocios con Tito, Ramón y Juan, unos colegas de él. Ella sabía que su adorado estaba haciendo hasta lo imposible por darle una vida llena de comodidades y tranquilidad. Eso la enamoraba enormemente. 

Luego de perderse cuatro largos días, Gakupo apareció molesto, con un montón de maletas y baúles llenos de ropa y cosas personales. Le dijo a Gumi "Por favor, lávame esta ropita, esto de guardar trapos en la oficina me tiene cansado ya! Pasaré mucho más tiempo contigo a partir de hoy". Ella se emocionó muchísimo, pues no se sentiría tan solita. Se acerca a la lavadora, busca el detergente, el suavizante, el blanqueador, el cloro, y comienza a sacar la ropa del equipaje, hasta que percibe dos detalles que encendieron las dudas: Un perfume de mujer que no era de ella, y lo otro le dio muchísima rabia!


Una de sus vecinas, horas antes le había comentado que venía de ver una pelea en la que una mujer de pelo azul estaba que mataba a su pareja por sinvergüenza y mentiroso, y que "le pareció escuchar" al tipo decir que "A Gumi la conozco por asuntos de trabajo". Gumi estalló a reír, pues su nombre tampoco es que era exclusivo (aunque por dentro sabía que nadie más se llamaba Gumi, por lo menos no en esa ciudad). Eso, y el remoto recuerdo de un desayuno muy dulce pero que a ella no le gustaba, despertó los demonios ocultos en ella.

Gakupo, sentado en el sofá y leyendo el periódico, siente que le pegan un maletinazo en la cabeza (Gumi tiene mejor puntería que Miku), y enseguida comienza la descarga.



Gumi no le sacó las maletas a la calle. No... ¡Agarró todas las cosas y las echó a la chimenea! No quedó nada que le perteneciera. Ni las golosinas, ni los dulces, ni la ropa. Tomó su celular, y antes de que pudiera llamar a la policía, Gakupo salió disparado de la casa que había pagado pero que ya no le pertenecía pues estaba a nombre de su "tostoncito"... Se fue al bar, estaba cerrado. Se acercó al campo de softball donde acostumbraba jugar con sus amigos (que se habían desaparecido misteriosamente), se puso frente a la reja, con la mirada perdida... anochecía, comenzaba a llover... Gakupo se encontraba llorando. Se había quedado solo... Pero algo ocurriría que daría un vuelco total a la historia. Eso se conoce como Punto de Quiebre.

Capítulo 4: Turning Point (Letra y Música: Yesi-Chan. Arreglos: AlexTrip Sands)

Pasaron algunos días. Eran días lluviosos. Gakupo se encontraba pensando en lo que pudo haber salido mal. En su mente quedaba el recuerdo de las palabras indignadas de Miku y Gumi. Quienes decían ser sus amigos, ahora le daban la espalda. Ninguno le dio cobijo durante esos días. Caminaba sin rumbo, sin norte, sin destino. Lo poco que comía era obra de la caridad de una que otra señora mayor que podía dejarle una pieza de pan y algo de agua potable. Ni siquiera podía pagar una habitación alquilada, pues como el escándalo se hizo público, los dueños de la empresa decidieron despedirlo de manera deshonrosa, sin beneficios laborales ni nada. Poco a poco se convertía en un indigente.

Una tarde lluviosa y oscura, llegó a una plaza. Vio que había unos bancos que podían ser un poco más cómodos que la acera rota del callejón donde se refugiaba. Antes de pensar dormir allí, se sentó a pensar. Los gritos y las miradas de rabia de las dos mujeres a quienes había engañado se hacían presentes en sus pensamientos. De pronto una figura femenina aparece entre la intensa lluvia. Una chica albina pero hermosa, de largos cabellos, que por lo largo de su nombre le decían IA desde niña, protegida con un impermeable y un paraguas bastante grande reparó en la cara de derrota de ese chico empapado y derrotado. Se fijó que su vestimenta, aunque mojada y sucia, no era de un indigente sino de un hombre que en algún momento tuvo mucho éxito y ahora estaba en desgracia. Se acercó, le preguntó si se encontraba bien, y él, con voz apagada, le dijo "ayúdame, por favor, te lo suplico..."

Ella le dijo "Ven, no te mojes más. Realmente necesitas ayuda", lo cubrió con su paraguas y se fueron calle abajo. Mientras caminaban, él le relataba su versión de los hechos. Le habló de su desgracia con una mujer que no supo apreciarlo, que lo trataba mal, que lo hizo llorar y que lo dejó en la calle. IA lo escuchaba, pero entre el sucio de la calle y los días sin tomar una ducha lograba ver la hermosura del rostro de ese hombre de voz profunda, pero lleno de sensibilidad y dolor. Ella sentía que ese chico no fue encontrado por casualidad, sino por causalidad.

Lo llevó a su casa. Allí comió su primera comida caliente en días, se duchó, le dio una bata de baño, se sentó con él en la chimenea a conversar, y la llama de la leña no se quedaría allí, sino que iría a poseer sus cuerpos en un arrebato. Esa noche, Gakupo no necesitó más que una cobija para descansar. Mientras dormía, IA vigilaba su sueño... muy atentamente...

Al día siguiente, Gakupo despertó y percibió un rico olor. IA le tenía listo un apetitoso desayuno, además le había lavado su ropa, lustrado sus zapatos y preparado todo para salir a comprar algunas cosas. "¡Vida nueva, ropa nueva!" le dijo ella con un rostro iluminado de felicidad. Se fueron, compraron muchas cosas, él se encontraba apenado, pero a ella no le preocupaba. Quería darle todo lo que esa mujer perversa le arrebató a ese hombre tan bueno y hermoso.

Los días fueron pasando. IA trabajaba en una empresa que tenía el primer lugar en sistemas de tecnología, de hecho ella era la empleada más destacada. Trabajaba muy duro, pero cuando llegaba a casa encontraba al hombre que le animaba a hacer las labores del hogar (lavar, planchar, cocinar). Hizo hasta lo imposible con tal de que su chico no necesitara nada, sino que simplemente disfrutara de todo lo que ella le entregaba. En las noches la pasión se hacía incontrolable. Por fin IA se sentía una mujer plena.

Un día, Gakupo encontró otro empleo. Inicialmente llegaba a la misma hora que IA a la casa, pero posteriormente comenzó a llegar un poco más tarde... y más tarde... y se iba uno o dos días a cuestiones "de trabajo". IA comenzó a indagar. Averiguó por aquí y por allá. Le preguntó a unas amigas, consultó luego con gente de la zona que frecuentaba Gakupo, llegó a hablar con Ramón, Juan y Tito, que como siempre, estaban jugando dominó. Nadie sabe a ciencia cierta qué les dijo ella, sólo se conoce que estos chicos le dieron "demasiada" información, cosa que a ninguna mujer que les interrogara le habían dado. La historia de este chico hablaba de una villana, cuando en realidad había dos mujeres (y parece que más). Con los ojos llorosos, IA regresó a la casa. Su mente se retorcía en pensamientos tenebrosos. Esperó hasta altas horas de la noche hasta que llegó Gakupo.

Gritos, platos rotos, una ventana quebrada, una voz de hombre que gritaba "¡No! ¡Baja eso, no!". Un silencio. Minutos después llegó una ambulancia y una comisión de la policía del condado. Las luces de las patrullas que alumbraban la puerta de la casa en la que tanto amor se respiraba dejaban ver un hilo de sangre corriendo por las escaleras.

Capítulo 5: La Investigación.

La policía decidió entrar a la casa. Encontraron a un hombre de largos cabellos, muy cerca de la puerta, pero tirado en el suelo y con un cuchillito de cortar frutas clavado en la espalda. Afortunadamente se encontraba con vida, pero con el dolor y la cantidad de sangre que había perdido (no mucha), sólo alcanzaba a gemir mentadas de madre y maldiciones.

Un rastro de gotas de sangre indicaba que el agredido venía de la cocina. Los policías se dirigieron allí y hallaron a una mujer albina, muy pequeñita, sentada en el suelo, como en estado de shock, diciendo entre llantos y susurros "No lo entiendo... no lo entiendo... y yo lo rescaté..." Fue levantada del suelo, esposada y llevada a la comisaría como principal sospechosa de homicidio en grado de frustración.

Por lo extraño de este caso, ya que ese poblado es sumamente tranquilo, se decidió asignar a dos detectives muy jóvenes pero bastante astutos a la hora de hacer las investigaciones más difíciles. Kaito, un tipo experimentado en investigación de crímenes pasionales, asumió la responsabilidad de interrogar a la presunta victimaria. Él ejerció mucha presión con sus preguntas, llenas de psicología inversa y mil cosas más. Ella se mantuvo firme al decir siempre que él la acosaba y maltrataba psicológicamente, que ella se veía forzada a trabajar, hacer las labores de la casa, atenderlo en sus deseos y antojos, y sobre todo aguantarle callada sus infidelidades. Si bien él tenía como evidencia el cuchillito en la espalda de Gakupo, le angustiaba la seguridad de que la chica no le mentía. Confuso.

Por otra parte, Bruno es más experto en homicidios, puede manejar los perfiles de víctimas que posiblemente hayan provocado que se les atacara. Muchas veces el atacado resultaba haber sido el verdadero culpable. Le habló claro a Gakupo. Todas las pruebas estaban a su favor, pero el argumento del acoso psicológico y la infidelidad era muy fuerte, así que podía perjudicarlo en el juicio. Gakupo mantuvo siempre que esa mujer, así pequeñita como era, estaba tan alterada y enloquecida que no escatimó en apuñalarlo en el momento en que él había decidido irse de la casa y regresar a las calles, pues a fin de cuentas -dijo Gakupo- "Ella no es mujer mía, sólo vivíamos juntos por necesidad".

En otro salón, ya Bruno había consultado a otros testigos, vecinos de la zona. Se hacían llamar Ramón, Juan y Tito, quienes lo único que aportaron al caso fue el hecho de que su amigo de farra estaba viviendo en la calle y ella se lo llevó a su casa por lástima... aunque a la larga ellos tenían una relación civil de hecho. Ya eran concubinos, pues. 



Bruno y Kaito, mientras almorzaban, compartían sus impresiones. No pudieron llegar a una conclusión definitiva sobre la verdad de este caso. IA seguía detenida preventivamente. Gakupo se tuvo que someter a una cirugía reconstructiva en la espalda, uno de los músculos se vio levemente afectado, pero nada grave. En la venta de comida encontraron unas cuantas donuts, pues además de eso, no había más nada. Sólo pan con chocolate y tostones con queso. 

Total, es que luego de reírse de la situación tan enredada (Mientras uno hablaba de lo buena que estaba IA, el otro se reía del descaro de Gakupo, olfateaba que era un mujeriego más que un acosador), acomodaron todos los papeles referentes al caso, y se los llevaron a la fiscal que llevaría el caso. Una mujer muy dura, elegante, sexy pero implacable. Su nombre: Megurine Luka.

La Plena de los Desamores (Letra y arte: Yesi-Chan, Música y Coros: AlexTrip Sands)


Una tarde calurosa. Camila planifica un reencuentro con una vieja conocida de nombre Nunnorü. Ambas se conocieron por una experiencia bastante ingrata del pasado, por culpa de un chico al que terminaron apodando "El Desgraciado". Se estableció una amistad bastante interesante, gracias a la solidaridad mutua. Generalmente se dedicaban a conversar de las semejanzas y diferencias entre sus países (Camila es puertorriqueña y Nunnorü es venezolana), se contaban secretos y más de un chismecito de pasillo, pero todo normal. Como cosa curiosa, en ese reencuentro se apareció una amiga de la universidad de ambas. Se llama Lily. Pidieron unas bebidas suaves, se colocaron en una mesita cerca de la piscina del club, y comenzaron a hablar de los amores y desamores.

Nunnorü contó que se había dejado de relaciones pues estaba centrada en su trabajo, su crecimiento personal y demás perlas. Lily, no obstante, contó una de sus desilusiones más terribles. Con los ojos aguados y la cara llena de rabia se acordaba del que apodaba "El embustero aquél". Aunque con las bromas de Camila y Nunnorü, se le bajó el mal humor.

Camila, quien sí tenía cuentos por doquier, ya que en su facultad ella tenía fama de popular, comenzó a relatar el cuento de un chico que la piropeaba. Ella en ese momento no pensaba que ese intento llegaría tan lejos, hasta el día en que él la invitó a salir. Camila aceptó. No le disgustaba el chico, pero por dentro sabía que era demasiado coqueto. Cuando comenzó a ver que el tipo le palabreaba a las demás chicas de la facultad, Camila cortó por lo sano y le dijo "Mira, lo lamento mucho, pero entre la universidad, el trabajo para pagarla y el stress yo no puedo salir con nadie". Simplemente no quería intrigas por un tipo que intelectualmente no le convencía. Ahí quedó ese cuento... creía ella.

Pasaron los años, ya Camila había sacado no una, sino dos carreras universitarias. De pronto, en una reunión de amigos, reapareció el personaje. El tipo le habló como si los años no hubiesen pasado. No sólo la invitó a salir, sino que de plano le sugirió un "más allá". Camila, que no es tonta, se quedó pensando en la actitud de él, y en sus adentros se dijo "Jummm... este anda en algo raro". Le dijo que lo pensaría... y le dio a entender que no pensaría mucho. O sea, el tipo le gustaba, pero seguía con la duda. La duda no era errada. El tipo tenía unas costumbres tan raras que a Camila se le ocurrió la brillante idea de contratar un detective privado para saber de sus andanzas. Pasadas unas semanas, recibió la información. "Esto está interesante. No pienso salir con este, pero todos estos datos me pudieran servir... ¿Pero para qué?".


Al final de ese reencuentro, el detective no sería el único informante.


Debo Callar (Letra: Yesi-Chan a.k.a. Gaticaeitan & AlexTrip Sands. Música: AlexTrip Sands. Ilustraciones: Xcaret R.G.)

Rin es una chica interesante. Desde muy pequeña compartía con su madre vivencias muy hermosas. Escuchando un día una hermosa canción, le preguntó a su mamá qué era el amor. La señora, que era muy expresiva, le dio una explicación fácilmente comprensible, pero que sin saberlo estaba sembrando en esa pequeña niña un montón de ilusiones fuera de lo normal. Rin se había enamorado del amor. Como toda niña, adoraba jugar en su habitación, con su cocinita, sus casitas, sus muñecas... Aunque en esos juegos creaba un ambiente en el que siempre había una pareja enamorada y que se amaba infinitamente. Estaba reproduciendo en el juego todo lo que ella anhelaba, aún siendo pequeña.


Los años pasaban lentamente, Rin crecía, vivía unos años de colegio bastante buenos, con excelentes calificaciones y un comportamiento ejemplar, aunque en los momentos de recreo prefería quedarse conversando con sus amigas sobre los episodios de sus telenovelas favoritas, o en su defecto, se sentaba sola en alguna zona del patio, a soñar despierta.

Pasó a la secundaria. Ya su cuerpo no era pequeño, tenía más curvas, poco a poco estaba dejando de ser físicamente una niña pequeña. La adolescencia trajo consigo las miradas de sus compañeros de estudio y de los chicos de la zona en donde vivía. No era descabellado decir que era la chica más linda de todo el barrio. Un grupo de jóvenes se peleaba por ganarse el corazón de Rin. Apuestas iban y venían. Retos y enfrentamientos. Eso no servía de nada. La chica rubia de ojos azules los veía como "niños inmaduros" que no se parecían en nada al hombre ideal que venía diseñando en su mente desde la niñez. En esos días no se daba cuenta de que esa hermosa ilusión de niña se estaba convirtiendo en la responsable de una soledad y un vacío que ella no hallaba cómo llenar.

Pasaba el tiempo, el cuerpo de Rin se hacía más grande, más estilizado, más sensual, fácilmente parecía ser una mujer hecha y derecha. En algún momento su madre pensó en inscribirla en un concurso de belleza, pero la chica no tenía esa inquietud. Un día como cualquier otro, estaba en la entrada de su casa, sentada, viendo al infinito, sumergida en sus ilusiones. De pronto pasó una persona, un hombre para ser exacto. Le preguntó por una dirección. La chica no escuchó la pregunta, simplemente quedó hipnotizada por la voz de ese chico, y cuando lo miró con detenimiento se puso pálida, fría, temblorosa, una corriente eléctrica recorrió su cuerpo. Fue una sensación desconocida, totalmente nueva para ella... Tartamudeó, no se entendió su respuesta. El hombre se rió, pero no se burló. La chica le pareció muy simpática, así que comenzó a sacarle conversación. Dialogaron un buen rato. Rin en sus adentros estaba segura de que al fin había aparecido el hombre perfecto que tanto anhelaba.

Comenzaron a verse. Iban al cine, al parque, paseaban con cierta frecuencia. Él se sentía muy atraído por esta muchacha hermosa. Le despertaba mucha curiosidad ese toque de misterio que ella inspiraba. Aunque él quería conocer más de su vida, de su familia, de sus cosas, ella evitaba responder, se hacía la desentendida o desviaba la conversación. En otros aspectos, el chico podía llegarle fácilmente. Cuando le decía palabras bonitas o modulaba la voz, ella se derretía. 

Una noche, ella se escapó de su casa para irse con él a un concierto. Terminó algo tarde, y ella no quiso regresar a su casa cuando apenas la madrugada comenzaba. Él, sin mayor empacho, la invitó a otro sitio. Ella se asustó, pero sentía tantas cosas por él, que aceptó. No vale la pena dar mayores detalles, simplemente esa noche su pureza dijo adiós.

¡Le encantó! No sintió ningún remordimiento, ni miedo, ni nada. Ese era el hombre con el que ella quería casarse algún día. Lo amaba locamente. No obstante, aunque sentía que era un chico comprensivo y que la amaba también, se negaba a decirle que aún era menor de 18 años. Una tarde, se encontraba en su habitación llena de afiches de cantantes, libros románticos, sus muñecas de niñez... pero el miedo le venció y comenzó a llorar, sentada en el suelo. En eso, se descuidó y no aseguró su puerta. Por cosas de la vida, su mamá no llegó a entrar a su cuarto, pero sí lo hizo su amiga Lily, una chica que ya estaba a punto de graduarse en la universidad, y que pasó por allí a pedir prestada la computadora de Rin, ya que se había quedado sin conexión. 

Al entrar, Lily vio a Rin llorando en silencio, como lo que era: Una niña. Cerró la puerta con cuidado, se acercó, le levantó la cara y comenzó a interrogarla. Aunque Rin tenía miedo, le contó la verdad. Lily se quedó tiesa. No podía creer lo que estaba escuchando. Le preguntó de nuevo el nombre del chico, y sí, no había duda. Lily ya se había relacionado con ese hombre, con muy malos resultados. Aunque lo que menos importaba era esa parte de la historia, sino el hecho de que su amiga quería ser mujer antes de su tiempo. No la juzgó, no la señaló, sólo le habló como una amiga que la apreciaba enormemente y que consideraba injusto que a Rin le pasara algo tan difícil de manejar para su edad.




Lily secó las lágrimas de Rin, le dijo que todo estaría bien, que nada de lo conversado saldría de esa habitación, y que sólo le pedía que la acompañara a ver a una amiga, que ya tenía tiempo de graduada, y que le podría ayudar a entender su caso y a superarlo de la manera más sana. Las dos amigas se abrazaron muy fuerte, y entre llanto se dijeron:

-No puedo decir nada... debo callar...
-No, amiga, no te calles...






Hipocresía de amor (Letra y Música: Yesi-Chan a.k.a. Gaticaeitan. Arreglos: AlexTrip Sands. Arte: Yesi-Chan & Xcaret)

IA-Aria pasaba una noche más en la celda donde se encuentra detenida preventivamente hasta el día del juicio. Las conversaciones con su abogada en los días anteriores la tenían casi en un estado de shock permanente. Como evidentemente en Snack City nunca pasa nada, estaba sola en el centro de reclusión... Lo irónico del caso es que su corazón estaba igual de solo y su mente llena de pensamientos turbios.

Esa misma noche era de luna llena. El cielo estaba despejado; sería ideal disfrutarlo si se estuviera en libertad. Apoyada en un lápiz de color que usaba para resolver crucigramas (cosa que no hacía nunca ya que mentalmente no podía) comenzó a escribir palabras sueltas en los muros de su celda. Las frases de frustración y desilusión florecían de su puño y letra. En algún momento, agobiada por el agotamiento, empieza a quedarse dormida. De la nada comienza a escuchar voces, a mirar rostros. Una chica muy joven, con sus ojos llorosos pero llena de emoción y motivación; una mujer más adulta, rubia, hermosa pero con cara de decepción; otra mujer, sonriendo, con un anillo en la mano, pero tendida en una camilla, a punto de morir. Todas parecían hablar del mismo tipo, de aquél que resultó ser el peor error de su vida, la peor maldición que le trajo la lluvia de aquella oscura tarde... 

De pronto aparece el rostro de una persona que se comprometió a ayudarle, a salvarla de aquél lío en el que se había metido... Pero en una actitud bastante curiosa, que no lograba entender... Eso le asustó. En un momento, sólo escucha su voz, discutiendo con... ¿Su propia voz? "¿Estaría entrando en la locura? ¿Qué rayos me pasa?" ... Despertó.



Comenzaba a amanecer. La cabeza le retumbaba. IA-Aria se sentó a la orilla de la pequeña camita de la celda y entre sollozos gemía "nunca voy a olvidar", sin imaginar lo que estaba por suceder. 

El Patán (Letra y música: AlexTrip Sands)

Miku pasaba el dedo una vez más dentro del frasco vacío de chocolate untable. Tenía ya unos cuantos meses de pésimo humor. Al ver que en la cocina había una bolsa de pan vacía, y ya no le quedaba más de su rico placer culposo, comenzó a tener recuerdos del tipo ese.

No podía olvidar que ella le creyó cada vez que él le expresaba un amor que a la larga sería una completa mentira. Sentía asco al recordar los nombres y rostros de las mujeres con las que él salía o se acostaba. Más asco le dio recordar el terrible hallazgo de aquella tarde en la que lo botó de su casa. Al ver el paquete de tostones en el suelo, se le ocurrió hurgar bajo la cama. Bolsas de papitas, maní salado y en concha (cáscara), un potecito de dulce de leche, caramelos de esos que llaman Bin Bin, una bolsa de cotufas, unas cajas vacías de Tic Tac. Pensó al ver semejante botín de paquetes vacíos que después de todo no era mala idea mandarlo a hacer lo que le gritó en plena puerta. ¡A ella no le gustaba esa clase de golosinas!

Se fue más atrás. Durante la relación sucedieron cosas bastante extrañas. Una noche, mientras dormían, Miku se despertó sin razón aparente. Mientras abría lentamente sus ojitos, escuchaba a Gakupo murmurando algo... No entendía mucho, pero lo miraba algo sonriente. Sólo pudo entender una palabra... un nombre. Su reacción fue darle una patada memorable, lo lanzó fuera de la cama, y él, en el suelo, escuchaba de su chica de coletas el grito de "¿Quién coño es Maika?", a lo que él respondió con el gesto de llevarse las manos a la cabeza diciendo "no, otra vez no..." ¿Había pasado antes y Miku por tener el sueño tan pesado no se había dado cuenta?

Para rematar la ola de recuerdos, una vez llegando de trabajar, Miku pensó que su amado le tenía un rico almuerzo preparado en la mesa. Pero a lo lejos no se veía que fuera algo apetitoso. Ella se acercó, y cuando pudo detallar bien, pegó el grito. "¡AAAAAAH!". Resulta que había un animal horrible y además vivo en su comedor. Gakupo llegó corriendo para ver por qué ella había gritado. Cuando Miku le explica, él simplemente responde (tartamudeando) que esa era la mascota de una amiga, que se la dejó cuidando por un rato. Miku no le creyó, se la lanzó a la cara y le exigió que se la devolviera... Ahora ella se sentaría a pensar si ese cuento no tendría una historia oculta y repugnante.

De pronto le comenzó a doler la cabeza. Mucho stress para esos días. Ya comenzaba a cuestionarse el hecho de recordar tanto a ese personaje que jugó con sus sentimientos y con los sentimientos de quién sabe cuántas mujeres. De pronto suena el teléfono... 

Miku se coloca su vestido, sus botas, se acomoda las coletas, toma las llaves, se monta en su carro, y mientras lo enciende dice en sus adentros "Ya verás, desgraciado". Tenía años que no visitaba esa heladería, y menos para una cita... pero esta vez no sería nada romántica. Había sorpresas que le dejarían boquiabierta.


La Triste Tarde de Abril (L. y M. AlexTrip Sands / Ilustración: Lumin Luckystar)

Luego de reunirse con la fiscal del caso junto al detective Kaito, Bruno recogía sus cosas para irse a casa. Estaba hambriento y ansioso por contarle las novedades del caso de la pequeña asesina y el mujeriego llorón a su ya esposa Clara. Al salir por la puerta de la jefatura de Snack City, recordó esa tarde aburrida que le tocó cumplir guardia. La jefatura estaba prácticamente sola. Se habían acabado las donas. Su radio se quedó sin pilas. Aburrimiento total, sobre todo en un sitio en el que nunca pasaba nada. 

De pronto entró ella. Una mujer delgadita, bajita, morena, muy bella. Estaba llorando como loca, con la cara hinchada y casi no se le entendía nada de lo que decía. Él se acercó a ver qué le sucedía. En ese momento Clara cayó de rodillas al suelo, y le dijo entre gritos y lágrimas "Me quedé en la calle". Bruno, quien se sentía más enredado que tartamudo con hipo, le pidió que respirara y le contara lo ocurrido. Según ella le explicó, había sido estafada por un tipo que se dio a la tarea de engatuzarla y dejarla sin un centavo. Al parecer no le había quedado ni para pagar las cuotas del apartamento, así que esa tarde, más temprano, llegaron unos abogados con un camión y se llevaron todo. La desalojaron, sin ningún tipo de piedad. Como nunca había visto una situación similar en la ciudad, Bruno no encontró mayor solución que decirle "Ya, no llores, si no es molestia para ti, te puedes quedar en mi casa, es pequeña, pero hay una habitación que no se está usando; ahí puedes dormir unos días mientras solucionas tu problema". Clara pensó que eso no sería correcto, pero al ver que ese policía que le hablaba tenía una mirada tierna y una sonrisa infinita, sintió mucha confianza. Él se secó las lágrimas, le pidió a un compañero que se quedara en la entrada de la jefatura mientras él se iba a "investigar un caso", y se la llevó. En el camino le compró una ropa sencilla (él tampoco tenía mucho dinero en su cuenta) para que pudiera cambiarse si fuera necesario. Nunca imaginó que ella no tendría que buscar otro hogar, pues formaría uno muy hermoso con él.

Días después iniciaría la investigación. Durante tres meses buscó infructuosamente una pista o un indicio de dónde estaría el estafador. Según le había contado Clara, él se había ido con todo su dinero. Cada día que pasaba creaba más y más rabia en Bruno, que poco a poco se encariñaba con la chica. Ella por su parte, se hizo ama de casa para pagarle a ese buen policía por sus atenciones, aunque él se negara a cobrarle nada. A pesar de que el caso del estafador estaba estancado y que le recomendaron en la comandancia que lo dejara de ese tamaño pues hubo una fuga evidente, él buscaba datos por su cuenta. Nunca halló nada. Ya el disgusto profesional se convirtió en un reto personal. Una noche, mientras conversaban en la casa, Bruno le juró a Clara que encontraría al maldito que le hizo daño, y que le haría pagar por todo lo malo, con su sangre si era necesario. A Clara le crecía el miedo pues temía que ese buen policía se convirtiera en un criminal y arruinara su impecable carrera.

Clara evitaba dar datos exactos sobre ese hombre, pues tenía miedo a represalias o a que lo pudieran matar. Trataba de disimular con muchas atenciones a Bruno. Todas estas acciones poco a poco llevarían a que Clara se enamorara perdidamente del policía. Afortunadamente fue bien correspondida. Se casaron, ella poco a poco retomaba su carrera como contadora, hacía tesis de vez en cuando. Bruno fue ascendido a detective. Todo iba de maravilla, hasta que un día...

El televisor estaba encendido, el noticiero hacía el reporte del caso de una mujer que había sido detenida por intentar matar a su concubino. Cuando la reportera menciona el nombre de la víctima, la sangre se le heló. Enseguida vino el recuerdo de aquel chico que entró a su casa para pedirle que por favor le transcribiera su tesis para la Universidad. Ella accedió. Pasados los días, él la invitó a salir. Comenzaron una relación en la que ella era quien pagaba todo, le daba dinero para que se divirtiera sanamente (y él se lo gastaba en diversiones nada sanas). Un día notó que sus tarjetas de débito habían desaparecido, y luego reaparecerían en la noche. Al día siguiente el tipo desapareció. Cuando Clara se dio cuenta ya era tarde, sus cuentas estaban en cero. Entró en desesperación. No quiso llamar a la policía y hacer la denuncia porque estaba muy ilusionada con el tipo. Prefirió callar. A los pocos días sería desalojada.

Esa tarde en la que Clara vio el noticiero, Bruno llegó y le contó que había llegado a sus manos la orden de interrogar a un tipo que había sido víctima de una puñalada hecha con un cuchillito de cortar frutas, y que esa puñalada se la había dado una neurótica. Clara se aterró. Sabía que su esposo había estado frente a frente con el tipo al que había jurado encontrar y hacer pagar sus delitos y maltratos. Ahora más que nunca, ella decidió mantenerse callada, porque ahora no sólo estaba en juego la vida de Gakupo, sino la carrera y la reputación de Bruno, el hombre al que ella juró amar y respetar hasta el fin de sus días. 





Carta de Amor (Letra, música, arreglos y arte: Yesi-Chan a.k.a. Gaticaeitan)

IA levantó la mirada. Encima de la mesita que estaba en su celda había un sobre. Fue raro, pues se suponía que no tenía ningún familiar o allegado que supiera que estaba presa. Se levantó, tomó el sobre, lo abrió y su asombro creció al leer la carta más extraña e inesperada de su vida. Un hombre se hizo solidario con ella. El texto decía que no tuviera miedo, que él creía en su inocencia y tenía razones para estar seguro de eso. IA levantó la ceja mientras no salía de la estupefacción. No lograba identificar la letra. Siguió leyendo, y cada palabra expresaba algo más que una simple solidaridad. Había un trasfondo que ella se negaba a creer.

Al final de esa carta (de una longitud considerable) le dejó las siguientes instrucciones: "En el sobre hay una hoja de papel en blanco, por si quieres enviarme una respuesta. Para hacérmelo llegar, sólo entrégaselo al guardia Peña, sin hacer mucho escándalo, él me ayudó a hacer que recibieras esta carta. Es de confianza y será el intermediario. También hallarás un regalo muy pequeño, pero espero que ilumine esos ojitos apagados y haga brotar esa sonrisa que estoy seguro que posees". Enseguida IA revisó el sobre, y junto a la hoja de papel en blanco halló cinco pétalos de rosa. Se cumplió lo que el remitente había dicho... ¡Pero la carta no estaba firmada! ¿Y cómo iba a responderle si no le dejó un lápiz? IA se puso a revisar en cada esquinita de su celda, y escondido debajo de una pata de su cama había un lápiz gastado, seguramente tendría meses o años allí. Se sentó a responder. Sus interrogantes eran simples. ¿Quién eres? ¿Qué sabes de mi caso? ¿Por qué me ayudas? ¿Por qué eres bueno y dulce con una criminal como yo? Firmó y esperó a que se hiciera la noche para ver pasar a Peña y darle el sobre. Guardó los pétalos bajo su almohada.


El intercambio epistolar se hizo frecuente. El hombre incógnito se mantenía en contacto con IA, siempre dejando pétalos de rosa, se encargaba de que llegaran lápices y sacapuntas para que ella siempre estuviera cómoda a la hora de escribir. Pasadas unas semanas, IA escucha el grito de la guardia femenina. "¡Mira, albina, tienes visita!" IA se quedó pasmada. ¿Quién podía estar interesado en ir a verla a prisión? "¡Mija, muévete, que te esperan!" Se levantó, cumplió el protocolo de ser esposada y fue al cuarto de visitas. Al ver del otro lado del cristal se puso más blanca de lo que ya era. Era el detective Kaito. "¿Qué hace él aquí?" Él le explicó en palabras sencillas que todas las cartas habían sido escritas por él, y con un vidrio como barrera le declaró su amor. Ella no podía responder con coherencia. No se lo esperaba. Sin embargo, por dentro ella sentía cosas hermosas por aquél hombre de letras claras, palabras de aliento y verbo elegante. Intentaron estrechar sus manos, cosa que fue imposible. Ambos quisieron llorar. Con las miradas y las ganas de romper el cristal se dijeron todo. Él le dijo "Saldrás de todo esto, no estás sola, confía en mí que todo saldrá bien".


Se terminó el tiempo. IA regresó a su celda, pero durante todo el camino sonrió, a pesar del pasillo de barrotes y delincuentes que le rodeaban. Por su parte, Kaito salió no sin antes pedirle a su amigo, el guardia Peña, que mantuviera la discreción, ya que no queria que nada afectara a esa chica que según él y lo que sabía era inocente. Estando Kaito en su casa y IA en su celda, comenzaron a escribir nuevamente la siguiente carta de amor.




Esa noche, Kaito recibe una llamada de la fiscal del caso. "Mañana comienza el juicio, se hará justicia". Luego de colgar, él sonrió y pensó en sus adentros "Si tú supieras, fiscal estrella... ¡Si tú supieras!"


Siblings (Letra, música, arreglos y arte: Yesi-Chan a.k.a. Gaticaeitan)

Kaito cuelga. Al pasar unos dos minutos, vuelve a sonar el teléfono. Atiende refunfuñando, pero al instante se le transforma la cara... ¡Qué fastidio!

-¿Aló?
-¡Hoooola, hermanito peshoshoooo!
-Otra vez andas bebiendo... ¿Qué pasa ahora?
-Bueno, que me dejaste un mensaje temprano diciendo que querías hablar conmigo... Vente para el bar, así me cuentas y de paso me acompañas, no quiero beber solita.
-Está bien... Está bien, salgo para allá.

Kaito se disgustaba cada vez que su hermana andaba "de festejos", sobre todo porque él no es de beber mucho, y además, el alcohol le activaba la memoria a su hermana mayor y ella comenzaba a relatar a toda voz las cosas que vivían de niños: Los juegos, las caídas, los momentos bochornosos... 

El bar estaba concurrido. Entre la gente bailando, los mesoneros sirviendo copas y el escándalo, Kaito se abre paso hasta llegar a la barra. Su hermana campaneaba un vaso de licor, y por lo visto no era el primero. Ella lo abraza, lo besa con su aliento aguardientoso, él arruga la cara y le corresponde secamente.

-Ay, chico, pero relájate, mira que estoy contenta...
-Ojalá yo pudiera decir lo mismo. Resulta que...
-Sí, yo sé lo que me vas a contar, hermanito... Ven que te digo algo.



Kaito se sintió más cómodo con Meiko, ya que a pesar de las vergüenzas, él amaba a su hermana tanto como ella a él, y estaría siempre a su lado a pesar de las obligaciones y la falta de tiempo. Meiko siempre intentaría sacarle una sonrisa, nada le hacía más feliz que ver la enorme sonrisa de su hermanito menor. Compartieron un rato, se rieron, Kaito se desahogó, Meiko le hizo olvidar ese malestar... Hasta que Kaito vio la hora en su reloj.

-Dios, mira la hora que es, y mañana hay que madrugar.
-Aaaay, qué fastidio, justo cuando la noche se estaba poniendo buena.
-Te llevo a tu casa.

Kaito dejó a Meiko en la puerta de su casa y se despidió de ella.

-Descansa, hermanita. Te quiero mucho. Nos vemos mañana.
-Hasta mañana, hermanito peshosho... Ah, y veremos cómo te luces mañana. 


Classic (Letra y Música: Yesi-Chan a.k.a. Gaticaeitan) 

Una diva, hermosa, sofisticada, que bien pudiera tener en sus mamos cualquier cosa que desease. Sin embargo, la procesión va por dentro. Viendo las noticias desde su casa a orillas del mar revive esa sensación de vacío y dolor que intentó superar varios  meses atrás. Ese hombre que la engatuzó, el tipo que no supo asimilar su amor, y que sólo la usó para satisfacer sus bajas pasiones de fines de semana, era víctima de un intento de asesinato, presuntamente por culpa de una de sus mujeres.


A ella no le importaban razones ni justificación alguna. La depresión volvió, y sólo podía intentar drenar con una caminata a la orilla del mar. Cuando se alistaba a salir, recibe un mensaje en su smartphone. Un grupo en una aplicación de mensajería, conformado por mujeres que habían caído en las garras del tipo, le agregó. A pesar de ser ella tan aislada del mundo, tenía uno que otro contacto en la farándula, y otra diva fue quien, previa investigación, le contactó.

"Cyva, es Miku. Perdona que te escriba así pero me enteré por contactos en la disquera que andabas mal por culpa de un tipo que te jugó sucio, y me huele a que es el mismo que me la hizo a mí y a otras. Estamos reunidas en la heladería y no sé si podamos contar contigo para lo que estamos preparando. Tenemos que ganarle una a ese impresentable. Espero tu respuesta."

Cyva quiso llorar, salió corriendo a la playa. Estaba atardeciendo, una luz naranja bañaba la costa, y ella, entre lágrimas, se repetía que no podía seguir anhelando a un hombre que no era tal. Tenía que entender que él jamás formaría una familia con ella y que por el contrario sólo le iba a dar infelicidad. Así se fue, llorando, pensando, caminando...



Regresó a su casa, tomó el teléfono, abrió la aplicación y sólo dijo dos palabras: Cuenten conmigo.

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Antes de que se supiera todo lo que hasta ahora se conoce públicamente, hay una historia antigua, de bajo perfil. Es un relato del que no se hablaba, pues fue un amor fugaz, de pocos meses, pero tan puro y auténtico que ni siquiera la muerte pudo acabar con él. Estas son las palabras de una mujer que, traspasando las barreras del más allá, se manifestó para dejar ciertas cosas claras.

Capítulo 0 - Yo te espero (L. y M. AlexTrip Sands)

Maika era una mujer interesante. Una silueta perfecta, piernas impresionantes y que siempre hacía lucir ya que en su vestimenta jamás faltaba una hermosa falda. Su rostro era impecable, luminoso, y con su voz seducía hasta al más duro de los chicos del barrio. Había participado en programas de talentos, cantaba con una fuerza que dejaba pasmados a los jueces. Por otra parte, sus altísimas calificaciones en la universidad pronosticaban una graduación con los máximos honores en la carrera de Comunicación Social. 

A veces, sólo a veces, sucedía algo extraño. En algunas clases, Maika sentía malestares y salía disparada al baño. En otras situaciones, no alcanzaba a salir, sino que se desplomaba desmayada en plena aula. Algunos de sus compañeros aseguran que no era un tema de anorexia o bulimia. Ella era demasiado inteligente como para renunciar a sus curvas y al placer de comer. Tampoco era un posible embarazo, a esa mujer no se le conocía ni un novio ni una aventurilla. No obstante, les causaba preocupación ver que con el pasar de los semestres ella se iba debilitando. En un momento se puso muy delgada. No en un grado preocupante, más bien estaba tomando un porte de modelo. Esto captó la mirada de alguien.

Un muchacho recién llegado de un pueblito muy lejano entró a la carrera de publicidad y mercadeo. Si bien no conocía el movimiento real de las ciudades grandes, sabía muy bien las tendencias que se manejaban en los medios masivos. Tenía una voz de locutor que asustaba a veces, intimidaba, mejor dicho. Sin embargo, era un muchacho tímido, muy respetuoso y de muy pocas palabras. 

Un día en el cafetín siente que alguien se le echa encima por la espalda. Una muchacha de cabellos violeta muy claro, muy delgada se había resbalado con un pedazo de pollo que estaba en el suelo y fue a parar a la humanidad del chico tímido, quien a pesar del golpe, caballerosamente la levanta y le pregunta "¿Estás bien?". La chica miró que este joven también era de cabellos violeta pero más oscuro, una mirada profunda, una voz grave y hermosa, un caballero... Tartamudeó un poco al disculparse por haberle derramado el vaso de jugo de piña. En fin, se rieron, fueron a una mesa, comieron. No hablaron mucho, al menos no con sus voces.

Todos los días se veían en el cafetín. A ella le encantaba escuchar los relatos del chico en su pueblo natal: las cosas que aprendió de su abuelo, que decidió ir a la ciudad a estudiar porque tres amigos lo convencieron, que su mamá lo quería estudiando medicina... A él le encantaba escuchar los relatos de la chica en una ciudad acelerada, su paso por concursos de canto, su negativa a entrar en un certamen de belleza, los rollos de su trabajo con el que ayuda a su papá... 

Pasaron los meses. Toda la universidad sabía que la parejita del cafetín estaba muy firme en su relación. Todos los días, Maika encontraba una rosa en su casillero. Él siempre encontraba una carta perfumada en su locker. Después de clases caminaban por el parque. Ella se hacía menos acelerada, él se hacía más suelto al hablar. Poco a poco ambos comenzaron a convertirse en uno solo. 

Una tarde de otoño, el chico llegó a la universidad con una cajita en la mano. Pensaba en sus adentros cómo debía hacer para sorprenderla. Pasaban los minutos y nada que llegaba Maika. Raro, si había una chica puntual en clase era ella. Él vio el reloj, perdió una hora de clase. No importa, valía la pena. De pronto por un pasillo aparece uno de los tres amigos que le convencieron de ir a la ciudad, corriendo, acelerado. "Te vienes conmigo para la clínica, tu novia está muy grave".

Ya la luz del rostro de Maika no brillaba. Su piel frágil y pálida estaba perforada con agujas que le proporcionaban suero y medicamentos a su cuerpo. Aunque los médicos se negaban a darle un diagnóstico real, ella sabía que en algún momento la metástasis estallaría. Su amado entró a la habitación, evitando inútilmente ocultar su llanto. Él no sabía nada de que su amada tenía cáncer. Ella lo miró, tomó su mano. Él, de rodillas a un lado de la camilla, le dijo entre sollozos "Yo te amo... ¿Quieres ser mi esposa por el resto de la eternidad?" mientras colocaba el anillo de compromiso que compró días antes con el dinero de sus ahorros de la semana. Ella empezó a respirar con dificultad, los pitidos de las máquinas a las que estaba conectada se sentían como alaridos. Él se quedó pasmado, no podía reaccionar, miraba a su amada irse y no podía salvarla. En un momento fugaz, ella lo miró, su rostro brilló, y le dijo "sí"... sus ojos se cerraron, dejó de respirar, los pitidos cesaron excepto uno, que quedó en el ambiente. Su corazón se detuvo.

Dos años después el chico se graduó, no con muchos honores. Digamos que fue un milagro. No quedaba rastro de aquel joven humilde que enviudó antes de casarse. Había pasado más de un año desde la última vez que llevaba todas las semanas una rosa a la tumba de su amada. Se cuenta que en cada visita él cantaba en voz baja, anhelando que ella desde el más allá le escuchara. Se cree que fue a raíz de un evento en una fiesta universitaria que no vale la pena relatar, el chico asumió que las mujeres eran un elemento de diversión, que simplemente había que decirles lo que ellas querían escuchar, y que era pecado enamorarse, pues el amor terminaba matando a uno de los dos en las relaciones. 

Luego de unas cuantas semanas trabajando como un publicista de poca monta, vio en un pasillo de un canal de televisión a una muchacha hermosa de largos cabellos turquesa sujetados con dos coletas. "Esta es mía" pensó. Luego de un tiempo ya el chico se había ido a "vivir" con esta muchacha (que también cantaba). Una noche, mientras dormía junto a ella, y como aparecido de un cuento de miedo, tiene una visión. No era un sueño. Era la imagen más brillante que había visto jamás. La voz era inconfundible, pero tan potente que abarcaba todos los rincones del universo. Y el mensaje le heló la sangre...






Él se levantó sobresaltado, pensando en que tal vez fue una pesadilla causada por mezclar tostones con chocolate. Miku ni lo sintió, seguía dormida. 

Capítulo (-)1: Una noche en el club (L. M. y Arte: Yesi-Chan a.k.a. Gaticaeitan)

Es viernes. Ya con el stress de las pruebas semestrales superado, Maika concluye en irse de farra con dos conocidas de otras facultades de la universidad. Se ponen de acuerdo y resuelven irse a un antro. IA, que estudiaba Ingeniería en Sistemas, sólo pensaba en sentarse, escuchar buena música y beberse unos martinis con fresa. Clara era una buena estudiante de contaduría, pero no podía pensar en fiesta porque la ansiedad de margaritas le enloquecía. Maika las conocía bien, y sabía que se emborracharían en sus asientos. Resolvió no beber nada fuerte, más se preocupaba en una cosa: Bailar.

Conforme pasaban las horas, Maika se desataba más y más en la pista. Los chicos sólo la miraban, ya que frecuentaban el lugar y siempre la hallaban bailando. Sin embargo, ninguno la sacaba a bailar, en eso ella era implacable: "Yo escojo con quién". Como cosa curiosa, hasta ese momento nadie supo de ningún afortunado que tuviera el honor de compartir con ese hembrón que seguramente en algunos años sería una modelo. Hasta ese momento...

Luego de la medianoche, Maika comienza a aburrirse. La música estaba buena, pero quería algo diferente. No quería sentarse con IA y Clara porque estaban bastante bebidas, riéndose solas de cosas incomprensibles. Cuando casi resuelve irse ve que por la puerta del club entran cuatro chicos. Maika los miró y frunció el ceño, eran los apodados "Tres Chiflados", porque luego que bebían terminaban golpeándose entre ellos mismos. Se llamaban Ramón, Juan y Tito. Pero el cuarto chico... ¡Oh, Sorpresa! Era el chico nuevo, el que viene del pueblito aquél, el chico tímido con el que ese día temprano Maika se tropezó tras resbalar con el pedazo de pollo que estaba en el suelo del cafetín. Parece que los tres locos le convencieron de ir "para que conociera cómo era la vida nocturna de la ciudad". Se fue muy bien vestido y perfumado, como todo un príncipe. Maika, quien a pesar de lo mucho que bailó, estaba un poco "alegre" por la bebida y se dijo "Este va a ser mío, por fin sacaré a alguien a bailar".

Se las ingenió para que los tres borrachos aquellos le dejaran el paso libre (les dijo que en el bar de enfrente había cerveza con descuento) y se sentó junto al nuevo. Conversó un poco con él y lo notó súper intimidado. Maika, con mucha malicia, le invitó a tomar un trago. Pidió whisky para él. Como buen caballero que era, no se negó, aunque nunca había bebido. Como suele pasar, el primer sorbo le "regañó", sintió un ardor extrañísimo... Pero le gustó. Maika le sacaba conversación, y él se relajaba con el pasar de los minutos. Al rato Maika se encontraba bailando de lo lindo con el novato. Los ojos de los chicos que frecuentaban el club no podían creerlo. ¡Un tipo a quien tuvo menos de 24 horas de conocer logra lo que los demás no pudieron en años! 

Maika le siguió dando de beber, el chico se emborrachó muy rápidamente, pero no dejaba de bailar. Ella estaba embriagada, pero no por el licor, sino porque al fin estaba bailando con un hombre digno de ella... con un caballero. A pesar de la borrachera, el chico nunca se propasó, ni peleó ni dijo barbaridades. Ella estaba feliz... Mientras tanto, IA y Clara tenían los zapatos en la mesa, mirando al infinito, extremadamente borrachas. 



Casi al amanecer, Maika dejó al chico nuevo en la entrada de su casa. Él se despidió dando las gracias porque la había pasado muy bien. Lo único incómodo sería que a la pobre Maika le tocó llevar también a IA y a Clara a sus casas, pero ellas iban dormidas por la borrachera. Son las 5:45 de la mañana. Maika estaciona su carrito en el garaje, se baja, abre desesperadamente la puerta de su casa, intenta llegar al baño. No pudo. Se desvaneció. A los pocos minutos reacciona, se levanta del suelo y se va a su cama, esta vez con una sonrisa en los labios y una ilusión en su mente... El chico nuevo... Gakupo.


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Capítulo 6: Las Noticias del Juicio (Letra y Música: Yesi-Chan y AlexTrip Sands.  Arte: Yesi-Chan, Xcaret R. G., Zukto Kamui, Lumin Luckystar, Hikusa) 

El cúmulo de periodistas frente a la Corte de Snack City pudiera hacer pensar en que se presentará un espectáculo en vez de un juicio. Prensa escrita, radio y televisión no escatiman en reportajes, entrevistas y declaraciones de activistas sociales y ciudadanos. El caso conmociona a una ciudad que antes era muy aburrida y tranquila.


La transmisión televisiva mostraba a su mejor reportera, quien en los días anteriores había recopilado un sinfín de declaraciones de la Fiscal del caso, Luka Megurine, y la abogada defensora, Camila Melodía. Luka tiene la fama de no haber perdido nunca un caso, su equipo multidisciplinario había demostrado que podían resolver cualquier investigación sin ningún tipo de retardo ni fallas. Melodía no tiene una experiencia tan vasta, de hecho es su primer juicio grande, no obstante, se interesó tanto en el caso que lo estudió a profundidad, y halló tantas cosas que resolvió jugarse muchas cartas, pues sabía que si quería ganarle el caso a la Fiscal estrella, tenía que brillar aún más que su contraparte.

Declaraciones van y vienen, acusaciones y desmentidos, los medios sacaban el jugo a cada palabra dicha por las especialistas en derecho. Mientras los medios retransmitían una y otra vez todo esto, de pronto se desata un escándalo inesperado. ¡Increíble! La Fiscal  estrella había perdido los estribos en plena corte. Primero le lanzó el Código Penal a Gakupo, el agredido, se lo comió a insultos en todos los idiomas, le arrojó una silla, y cuando se le iba encima presa de la histeria, los detectives que trabajaban para ella intentaron sujetarla para evitar que todo pasara a mayores. En los alrededores no se escuchaba nada más que los gritos de la Fiscal, ni siquiera la bocina de un camión pudo acallar el escándalo. La ciudad estaba en shock. ¿Qué pasó? ¿Por qué la Fiscal Luka se puso así?

La televisora tenía cámaras dentro de la corte y llevaban rato grabando lo que allí sucedía. El plan de la defensa consistía en presentar a una serie de testigos que pudieran sustentar la tesis de que Gakupo provocó una situación de crisis emocional en la acusada y su entorno, lo que podía desencadenar en un arranque de locura y en la posterior agresión. Miku fue la primera en hablar, ya que al ser una personalidad reconocida, de seguro sus palabras tendrían mucho peso para el jurado y la colectividad. Luka, contrariada, se percata de unos datos que Gakupo pasó por alto en las conversaciones previas. Visto esto, decidió apelar a su mejor carta: Ramón, Juan y Tito. Ellos tenían los mejores argumentos para desmontar el plan de Camila y sus testigos. No obstante, el detective Bruno, entre susurros, le avisa que los testigos no aparecen por ninguna parte, y que por lo que pudo averiguar se habían escapado por la ventana de uno de los baños de la corte. Lo que pudo haber ocurrido es que en las declaraciones previas, ellos no estaban muy sobrios que digamos, y dijeron una que otra barbaridad. Al pasar la borrachera y verse en la corte, se asustaron y huyeron. Luka comenzaría a descontrolarse, se había quedado sin piezas clave. Camila proseguiría libre con su estrategia.

Gumi sería la segunda en el estrado. Llorando de rabia, declaró que en un momento pensó en que Gakupo era un hombre responsable, trabajador y que le daría una vida digna y feliz. Sin embargo, todos sus lujos se pagaron con dinero que él "tomó prestado"  a Miku, a sus espaldas, claro. Gakupo, al verse señalado, grita en un impulso "ESO ES MENTIRA!". La juez, Meiko Shion, intenta poner orden. La testigo prosigue declarando y manifiesta que sólo supo que él se había quedado durmiendo en las calles y que se había enterado por comentarios que IA lo había "rescatado". 

Todo iba "bien", hasta el detective Bruno soltó un comentario jocoso entre dientes que sin querer se escuchó en toda la sala. Hubo risas, hasta que ve que su esposa, su amada, Clara, aparece en la corte y se dirige al estrado. No quería creerlo. Su rostro se transformó, con la voz apagada y temblorosa le preguntó a su mujer qué hacía allí. Ella, casi sin palabras, le respondió con su silencio. Sólo alcanzó a decirle "Perdóname, Bruno". A partir de ese momento, Bruno sentiría nuevamente la furia, pero maximizada, pues tenía al frente al maldito que lastimó a su amada. Su mente empezaría a maquinar un plan. El hombre noble, justo y correcto, se transformaba lentamente en un ser visceral y potencialmente violento. A partir de ahí, Bruno no quitaría sus ojos de encima a Gakupo.

Luka decidió hacer objeciones a cada testimonio que viniera, no le quedaba de otra. Si Clara hablaba de la estafa de Gakupo, la Fiscal diría que el juicio es a IA por asesina. Muchos se impresionaron por la presencia de Cyva, quien manifestó que estaba emocionalmente muy afectada y por eso ya no se le veía en las marquesinas de la ciudad. Incluso habló de su deseo irrefrenable de ser mamá. Luka soltó algo que sería su condena: No habia pruebas para incriminarlo de nada. Camila anunciaría que todavía no había llegado su mayor carta. Así que la soltó. El jurado, la juez, los detectives, los testigos, la Fiscal, los asistentes, la corte, la ciudad que veía todo por TV, el mundo... Todos enmudecieron.

Una figura de tamaño promedio femenino, rasgos de mujer joven, pero vestida y peinada como adolescente. La vestimenta de escuela secundaria y la repentina y leve oscuridad de la corte no permitieron identificarla a primera vista. Cuando comienza a dar su testimonio, el primero en reconocerla es Gakupo. "¡No... Rin...!". Nadie imaginaba lo que confesaría una más de las amantes del tipo. Resulta que esta chica era especial, y tenía el poder de darle el giro más radical a este caso. "Antes que nada quiero aclarar que amo a ese hombre al que todos señalan, y me duele mucho ver lo que le pasó. Gakupo, mi amor, estuve mucho tiempo ocultándote cosas, te mentí y te pido perdón... Es momento de que te diga la verdad... Bueno, dos verdades". Gakupo, extrañado, se quedó mirándola. "La verdad es que yo no soy mayor de edad, no tengo 18, soy "un poquito menor". Al fondo de la sala se escucha el grito de Lily: "Tiene catorce, malnacido". Gakupo palideció, como nunca antes en su vida. Sabía lo que había hecho con esa niña con cuerpo de mujer. Pero vendría el golpe maestro, una confesión de amor que sería una estocada en las pretensiones de este hombre: "Y te tengo una noticia, estoy embarazada de ti, y vas a ser papá de gemelos". Luka colapsó, ya eso era demasiado, se le olvidó el papel de Fiscal estrella y se convirtió en una loca histérica. "¡BASTARDO".


Luego de que todo se calmara, y la juez advirtiera a Luka que ante otro escándalo le daría una pena de cárcel por desacato, se presentó el detective Kaito Shion, apoyado por su compañero Bruno, quien a todas estas seguía con su mirada rabiosa clavada en Gakupo. Ambos presentaron las evidencias finales de su investigación, y que de manera curiosa, jamás le mostraron a la Fiscal Luka, aunque ella en la conmoción parecía no importarle ya lo que ocurría en el juicio. Según los estudios hechos en la escena del crimen, hallaron que en la cocina había una ventana más o menos grande, abierta y en cuyo marco había huellas de zapato. Revisando más a fondo, hallaron en la papelera un trapo que, al ser analizado, se demostró que había sido mojado con cloroformo. No conformes con esto, se hicieron unos estudios minuciosos al arma agresora, el cuchillito de picar frutas. Con estudios dactilares y de ADN, se verificaron las huellas de todos los posibles sospechosos, pero los resultados no fueron positivos. Ni siquiera estaban las huellas de IA. La conclusión era que IA llamó al 911 en un estado de semi inconsciencia, drogada por el cloroformo, y de hecho el estado en que fue hallada por la policía no era de una mujer enloquecida, sino bajo la influencia de dicha sustancia. Había sido sedada por el verdadero criminal. Ante esto, no podía seguir siendo señalada como culpable. En toda la explicación, la cara de Kaito esbozaba una sonrisa, como diciendo "Te gané, Fiscal 'estrellada'!". 

IA quiso hablar y se le concedió la palabra. Reafirmó lo que ya había dicho, el tipo era demasiado grande para intentar agredirle, así que ella en su frustración se fue a la cocina a llorar. De pronto se desvaneció y no recuerda nada. Al despertar, mareada, ve marcas de sangre en la sala, no logra ver bien quién está recostado a la puerta, maldiciendo, sólo alcanzó a marcar 911 y decirle a la operadora "Hay sangre por todos lados"... IA cerró reafirmando que ella no era una criminal, sin embargo el tipo que le acusó sí lo es, por abuso a una menor de edad. "Que pague por lo que hizo!". 

El jurado fue contundente y su deliberación fue breve. Encontraron que IA era inocente de todos los cargos. La juez declaró la libertad plena a IA, y le dijo con un aire cariñoso "Vaya tranquila a su casa, mujer, es libre de culpas, descanse y recupérese". IA salió corriendo directo a los brazos del hombre que le juró que la salvaría, el hombre que le juró amor: Kaito. Desde el estrado, Meiko miraba la escena y pensó sonriendo en sus adentros "Esto era lo que me decía mi hermanito peshosho... Con razón no me dio detalles, sabía que podía haber un problema, pero ya decidí". No obstante, la juez Meiko Shion exclamó "Pero nadie se mueva de aquí, ya que aquí se dictará una sentencia". Todos se quedaron muy atentos. "Señor Gakupo, venga acá... Usted cometió un delito grave, abusó de una menor y hay testimonio directo contra usted, además con sus expresiones hizo público que realmente estuvo con esta niña. Detective Bruno, llévese a este hombre detenido inmediatamente". Bruno sacó sus esposas con una alegría sádica. "Ven acá..." Gakupo intentaba forcejear, pero no era más fuerte que el detective, quien parecía salivar con la oportunidad que le dio la vida. "¡Camina!" exclamó Bruno mientras pensaba cómo iba a comenzar su venganza. Caso cerrado... por los momentos. 

La prensa intentó contactar a la Fiscal y a la abogada defensora. Fue imposible, nadie sabe por dónde se escaparon. No hubo declaraciones. Varios kilómetros más allá, en una cafetería, estaban Luka y Camila, antiguas compañeras de la facultad de Derecho. Más que compañeras, amigas. En sus años de estudios soñaban con enfrentarse en un juicio para ver quién era más astuta. Luka se capacitó mucho más rápido que Camila, quien no tuvo mucha suerte al comienzo de su carrera. Luego de cumplir su sueño, no estaban muy felices. Camila resolvió preguntarle qué pasaba, pues era rarísimo para ella ver a su amiga enloquecer de esa manera. Luka, entre la rabia, la frustración y el dolor, le confiesa "Amiga, no sé... Creo que fue un acto de fe que tuve, pero Gakupo me envolvió. Durante mucho tiempo me sentí fuerte y en control de esta situación con él, pero... No sé qué hacer". 



Termina el juicio, todos se fueron a casa. Lily ve que en su buzón hay un sobre. No tiene remitente, sólo dice "Para Lily". Se extraña, rompe el sobre por un costado, saca la carta y la lee por encima. No lo puede creer. Ahora Lily sería la única en conocer la terrible verdad. "¿¿¿Y ESTA CARTA???".

Cosita (Letra y Música: AlexTrip Sands)

Bruno estaba salivando. El destino le recompensó por su constancia y, sin esperarlo, obtuvo el trofeo más deseado por él durante tanto tiempo. Tenía al maldito que lastimó a su amada bajo su custodia, y ahora disfrutaría con un placer casi orgásmico el hecho de hacerle pagar todo el daño causado. Se dispuso a convertirse en el peor de los infiernos para ese tipo. Lo llevó esposado, tomado del brazo, sin decirle una sola palabra a su trofeo. Caminaron hasta los calabozos del tribunal, y sólo se escuchaban sus pasos en aquellos fríos pasillos y el tenebroso campanear de las llaves de las esposas. Al llegar a su destino, le quita las esposas mientras le dice con un tono bajo pero sombrío:
-Y no lo olvides... -Acercándose de manera maquiavélica a su rostro remata -...¡Seré tu pesadilla!
El tipo tragó grueso. ¿Qué le hará este policía? ¿Cómo se vengará? Eso lo pensaba mientras veía la reja cerrarse frente a él luego de la orden de Bruno a los otros custodios: "¡Cierren la 39!". 

Gakupo, luego del juicio, fue llevado a una celda, y allí estaba... preso... absorto en sus pensamientos... recordando a cada una de las mujeres con las que estuvo, en los errores que cometió y lo patán que fue. De pronto, su mente se centró en una de esas chicas, y entre todos los recuerdos con ella, llegó un susurro... que se repetia una y otra vez... una ola de recuerdos lo impactó como si fuera un tsunami... Se le heló la sangre...

Eran los días de la secundaria en Villa Sal, un poblado algo alejado de la ciudad de Snack City. Gakupo era el hijo de una pareja dedicada al campo, quienes con mucho esfuerzo y sacrificio se esmeraron en darle la mejor educación posible. Sus notas eran bastante buenas, era aplicado, inteligente y para completar, muy guapo... ¡Pero era bastante tímido! Le costaba relacionarse con sus compañeros de la Preparatoria Dulces Orígenes, y ni hablar de las otras chicas; parecía que les huía. 

En otra de las secciones estudiaba una chica de cabellos azul celeste, muy hermosa, quizás la más bella de todo el instituto, pero con un carácter rebelde. Sus calificaciones dejaban mucho que desear, y solía meterse en problemas con profesores y compañeros. A pesar de su personalidad tan complicada, la chiquilla era objetivo de las miradas de todos los chicos de la Preparatoria, incluso de Gakupo, aunque por su timidez, lo disimulaba al máximo. 

En algunas conversaciones que tenía Gakupo con sus únicos tres amigos, Ramón, Juan y Tito, ellos intentaban que se pusiera serio con las mujeres. Le decían cosas como:
-Pero no seas mamita, tienes que ser más lanzado, ¡si te gusta díselo!
-Tú porque no te das cuenta, pero esa te echa unas miradas que... ¡Le gustas!
-Yo siendo tú le caigo, pero no lo hago porque estoy golpeadito, soy feo y chabacano.

En algún momento, Gakupo les dijo que le encantaba que ella fuera pequeñita pero firme, y que siendo él tan cobarde, ella quizás lo terminaría cuidando mucho.
-Imagínense que yo soy una pizza de anchoas, ella pudiera ser la cosita que le ponen a las cajas para que no se pegue la pizza al cartón, ¿saben? ¡A mí sí me gusta que me cuiden!
-¿O sea que ella vendría siendo...
-Sí, chicos, como mi Cosita de Pizza.

Al día siguiente, antes de la hora de la salida, Gakupo estaba esperando a los muchachos para irse a jugar béisbol en un campito no muy lejano. Solía esperarlos en un espacio del instituto que casi siempre estaba solo. Unos minutos después escucha que alguien se acerca.
-Por fin, muchachos, pensaba que no iban a lleg... ¿EH?
No eran los chicos. Era la pequeña diablilla, quien se le acerca de manera pícara, con una mirada sugerente y una sonrisa de oreja a oreja. 
-Hey, flaco, ¿qué haces aquí tan solo?
Gakupo no hablaba. El corazón está por salirse de su pecho, sus manos se pusieron frías y su cabeza estaba que explotaba, pero no se movía. 
La chica le comenzó a decir cosas, y él en su nerviosismo no logró procesar todo lo que ella le decía. Hasta que escucha de sus labios una expresión que lo hizo reaccionar...



-Seré tu bomboncito, tu bebé, tu pastelito, ¡LA COSITA DE TU PIZZA!

Gakupo comenzó a procesar todo.
-¿Cómo le voy a dar un beso si ni siquiera la conozco bien? ¿Y si nos ven? ¿Y si me pilla su papá policía? ¿Me va a mandar a linchar con sus hermanos? ¿QUIÉN LE DIJO LO DE LA COSITA DE PIZZA? Fue uno de los muchachos o los tres, ¡esos desgraciados conspiradores, deja que los vea!

Mientras él está procesando todo, ella insiste:
-Flaco... ¡Flaco, ven!
-¿Pero qué quieres?
-Dame un beso...
-¿Ah, cómo?
-Que me des un beso -alzando un poco más la voz-.
-Shhh... que nos pueden ver...
Miku se estresa: -¡AY, ANDA, CHICO, YA!
-Pero... P-pero si ni siquiera sé cómo te llamas.
En eso suena el timbre.
-Ay, no, ¿sabes qué? ¡Chao contigo!
Gakupo saca voz de donde no tenía: -¡Pero no te vayas!
Pero ya era tarde. Se quedó viendo cómo se alejaba la chica, quien se dirigía a una patrulla que la esperaba afuera en la calle. Por lo visto su papá la fue a buscar. Ella estaba furiosa, y su papá tampoco tenía cara de buena gente. Mientras ella se iba, él, derrotado, decía con una voz apagada:
-...no te vayas... mi cosita de pizza...

Gakupo se quedó allí, mirando al piso, por un rato. Luego aparecieron los tres amigotes, ansiosos por saber qué fue lo que pasó.
-¿Y entonces? ¿Coronaste?
-¿Se dieron los besos?
-¿Te empataste con ella?
Gakupo levantó la cara con rabia.
-Miren, cuerdas de coños de madre, ¿por qué le dijeron a ella esas cosas? ¿No se podían quedar callados?
Los tres amigos se cuajaron de risa.
-Pero chico, ¿no te diste cuenta? Le gustas, y bastante. Ella no le hace caso a ninguno de aquí porque decidió que el que se la merece eres tú. Lo que pasa es que ella no te decía nada porque pensaba que eras mari...
Gakupo los frena en seco.
-¡Ya, ya, dejen la burlita!
Pero a la vez se queda con la duda.
-...¿En serio le gusto? ¿Ella quiere conmigo?
-¡Ah, pues, que sí! ¿No viste que estaba loquita contigo? La tienes derretida, y si te gusta, ¿por qué no se hacen novios? ¡Busca a esa mujer, de repente la domas!
-Ni que fuera caballo.
-Esa es una potra, mi pana, y se vino hasta aquí para rendirse a tus pies. Fíjate, le gustó eso de la Cosita de Pizza, esa estupidez le pareció súper bonita. 
-...¿En serio? 
-Que sí, chico. Mira, vamos a jugar y seguimos hablando en el camino.

El encuentro de esa mañana y la conversación con sus amigos le dieron a Gakupo la fuerza de voluntad para ir a buscar a esa chica que tanto le gustaba. Esa noche se fue a dormir pensando en buscarla hasta su salón y darle ese beso que tanto deseaba.

Llegó la mañana siguiente. Gakupo se apareció en la sección donde se suponía estudiaba la Cosita. Ya todos los estudiantes estaban allí, listos para empezar, pero ella aún no llegaba. Sin embargo pudo reconocer a Rupertina, una antigua compañera de secundaria con la que compartió aula en algún momento. Le hizo una seña para llamarla aparte.
-Hola, Gakupo, tanto tiempo sin hablar, ¿cómo estás?
-Hola, bien... Mira, vine a buscar a alguien. 
-Epa, te veo muy interesado, ¿a quién buscas?
-A la muchacha de pelito larguísimo azul cielo, ¿sabes?
-Ah, ¿ella? Mira, ella no está aquí, y yo creo que no vas a poder hablar con ella.
-¿Por qué? ¿está enferma o algo?
-Creo que es otra cosa. Sabes que ella había tenido un montón de líos aquí y estaba malísima con las notas, y por lo que me contaron por ahí, ayer su papá vino a buscarla para llevársela al aeropuerto, Parece que el viejo se cansó de sus locuras y la mandó a estudiar fuera del país, así de repente. Parece que ese señor estaba preparando todo desde hacía tiempo pero no le dijo nada hasta ayer que la montó en el avión y...
Gakupo cayó en una penumbra inmediata. Toda su voluntad, energía y determinación se fueron por la cañería. Cuando tuvo la gran oportunidad de tener una novia, la pierde de la manera más estúpida posible. Luego de eso vendrían tiempos duros.

La tristeza no le hizo bien. Su rendimiento académico bajó muchísimo, casi no jugaba béisbol con sus amigos, nada le divertía. Se encerraba en su cuarto luego de clases y se mantenía revisando redes sociales, tratando infructuosamente de encontrar el perfil de esa chica rebelde para contactarla y declararle su amor. De vez en cuando, se iba a un cerro a ver el atardecer, solitario y triste. Una de esas tardes, bajando de la montaña, comenzó a recolectar claveles sin ninguna razón. Al llegar a su casa despertó de esa especie de hipnosis y al ver el ramo que tenía en sus manos, se desplomó sobre la mesa de su escritorio y rompió a llorar. 

Durante todo ese tiempo, y hasta después de varios semestres universitarios, se sentaba todas las tardes a mirar por la ventana, tomando mate y con una corbata azul celeste en la mano, pues la tenía por allí sin usar, pero era lo que más se le asemejaba al largo cabello de esa chica que nunca pudo tener con él. 



Todos estos recuerdos hicieron llorar al tipo de la celda. Se sintió asqueado de la clase de persona en la que se convirtió, que perdió su nobleza e inocencia por esa maldita fiesta a la que jamás debió ir. Muchas personas sufrieron por su culpa, y sobre todo, esa chica de la preparatoria que sería su primer amor, a pesar de que la había olvidado por completo. 


Mientras tanto, Bruno lo mira desde afuera de la celda, saboreando el sufrimiento de su trofeo. 

Capítulo 7: La Carta (Letra y Música: AlexTrip Sands) 

Termina el juicio, todos se fueron a casa. Lily ve que en su buzón hay un sobre. No tiene remitente, sólo dice "Para Lily". Se extraña, rompe el sobre por un costado, saca la carta y la lee por encima. No lo puede creer. Ahora Lily sería la única en conocer la terrible verdad. "¿¿¿Y ESTA CARTA???".

La letra era algo irregular, se notaba que quien la escribía se moría de nervios. A medida que Lily iba leyendo en voz baja, se daría cuenta de quién era el remitente. Pero veamos todo esto en una perspectiva más amplia.

Len es el hermano mayor de Rin. A raíz de la muerte de su padre, le tocó desde muy chico asumir el papel de "hombre de la casa". Estaba muy al tanto de los cuidados de su hermanita querida, mientras su madre se dedicaba de lleno a trabajar. Con cierta regularidad, Lily se acercaba a la casa a ayudar, sobre todo a Rin. Resulta que las madres de cada una de ellas son amigas de toda la vida, y ese lazo se extendió hacia sus hijas. Claro, al ser Lily mucho mayor que Rin, ejercía el papel de "madrina", "mentora", alguien que sería una referencia más adulta que su propio hermano... Y hablando de él, siempre vio con buenos ojos a esa rubia espigada y espectacular. 

Desde muy pequeño, Len se sintió atraído por Lily. Nunca se atrevió a decírselo por miedo, timidez, o lo que fuera. El caso es que estaba enamoradísimo, y al tener edad suficiente (bueno, ya estaba muy pronto a cumplir los 18 años) comenzó a agarrar fuerzas. Lo que no se esperaba era la ingrata sorpresa que el destino le depararía.

Len acostumbraba a jugar béisbol varias veces a la semana. Formaba parte de un equipo que jugaba en un campito relativamente cercano a su casa. Posiblemente era el único entretenimiento que tenía, ya que se dedicaba a ayudar en su casa y a atender a su hermanita menor. Luego de los juegos, se sentaba en las gradas a hablar con unos chicos que siempre se pasaban el rato divirtiéndose y viendo los juegos: Ramón, Juan, Tito y Gakupo. Len comenzaría a entablar una amistad con ellos, sobre todo con el de pelo largo. Notaba que eran personas seguras, capaces de lograr lo que ellos quisieran. Eso le dio mucha confianza a Len... demasiada. 

Una tarde, luego de un partido, Len se acerca a los chicos, quienes están hablando de mujeres. Ese tema le animó a confesarles el amor que sentía por Lily. La describió con lujo de detalles, les comentó sobre su voz intensa y sensual, sobre el soberano cuerpazo que se gasta, sus maravillosos ojazos, su blonda cabellera, y sobre todo, su carácter dulce, tierno, amable... ¡Es la mujer perfecta! Lo que no se imaginó Len es que el tipo de pelo largo estaba tomando nota de la susodicha. ¡Esa hembra tenía que estar en su lista! 

Así que el tipo averiguó y resulta que ya la conocía de antes. Se la tropezó alguna vez en la Universidad, pero obviamente no hubo acercamiento en ese momento porque sus ojos y su corazón estaban centrados completamente en Maika, la bella amada que ahora está en el Cielo. Pero ahora no iba a perder la oportunidad. Comenzó a frecuentarla, metiendo mil excusas. La cortejaba con mucha labia, regalos, dulces, de todo. Lo más triste es que lo hacía sin reparar en el hecho de que Len estaba siendo testigo de todo. El pobre chico le había dejado en bandeja de plata al amor de su vida. Lily se cansó de rechazar al fulano Gakupo, mas Len no se daba cuenta, estaba demasiado triste y decepcionado consigo mismo. 

Pasaron varias semanas. Len ya estaba resignado a que esa mujer que amó toda su vida sería otra víctima más del galancito de barrio. Cabe acotar, el chiquillo ya se sabía todos los cuentos y andanzas de Gakupo gracias a esas conversaciones luego de los juegos de pelota, por lo que estaba claro que donde ponía el ojo ponía la bala. Se sabía el cuento de que tenía a dos mujeres a la vez y que lo habían descubierto, pero que ahorita estaba en casa de una chica que le daba todo y él se sentía libre de seguir en sus andanzas, pues andaba con una rubia jovencita pero que estaba increíblemente buena y que ahora iba por otra rubia, más grande pero más voluptuosa. Toda una joyita, pues. Volviendo al punto, Len ya sabía que más temprano que tarde Lily caería en las garras de ese sinvergüenza. Todo esto sería soportable, bastante tolerable, hasta esa fatídica mañana.

Len venía de hacer unas diligencias que su mamá le había encomendado. Ella no podía hacerlas pues se encontraba en uno de esos interminables viajes laborales. Son pocas las veces en los que pueden compartir como familia en casa. Mientras el chico se dispone a ir a su cuarto, escucha unos sollozos que vienen del cuarto de Rin. "¿Y qué le pasa a ella? ¿Por qué está llorando así?" se preguntaba mientras se acercaba a la habitación de su hermana. Encuentra la puerta ligeramente abierta, así que echa un ojo antes de entrar. Tardó en darse cuenta de lo que pasaba. 

Rin estaba de rodillas en el suelo, con la cabeza sobre su cama, llorando, intentando hacer el menor ruido posible, sin éxito. Llevaba puesto su uniforme de secundaria, estaba casi lista para ir a clases. En sus manos tenía una foto, aparentemente de un chico. Pero sobre el colchón había algo más. Un objeto raro. Parecía un termómetro electrónico, o algo así, no se lograba detallar bien. Los sollozos de Rin se colaban entre murmullos que decían:

-¿Dónde estás? ¡Te necesito! ¿Por qué no me atiendes los mensajes? Mi amor, no sé ni siquiera dónde vives... Nadie puede saber esto... tengo temor, soledad y me estoy desesperando... 

Len miraba, aún sin entender. 

-¿Rin? ¿Está enamorada? ¿Pero de quién? ¿Y por qué llora tanto?

Rin toma el objeto que estaba en su cama, lo mira de nuevo y dice:

-No, no hay duda, esto dice que salió positivo... -y llorando con más fuerza exclama  -¡Gakupo!

Len casi se desmaya, un escalofrío recorrió su espina dorsal. Su cuerpo se puso frío. Sus ojos se congelaron y las lágrimas empezaron a salir. No podía creerlo. Comenzó a entender todo. Su hermanita de apenas 14 años estaba leyendo un test de embarazo... y mencionó al desgraciado de Gakupo. ¡La rubia jovencita de la que estaba alardeando el maldito era nada más y nada menos que su pequeña hermana! ¿Cómo es que el tipo ese no se dio cuenta? ¡ES UNA NIÑA! Tiene tamaño y mucho cuerpo para su edad, pero es una niña...  


Len salió de ahí, rumbo a su cuarto. Su mente había explotado. Su llanto poco a poco se fue convirtiendo en una sed insaciable de venganza. Primero, le había arrebatado a su amada, y ahora ultrajó a su hermanita hasta el punto de embarazarla. Eso no se quedaría así. Len se movió por deseos irrefrenables de hacer justicia por mano propia. Así que comenzó a armar un plan. Comenzó a seguirlo para conocer sus pasos, movimientos, sitios que frecuenta, y logró incluso ubicar la casa en la que vivía con esa chica tan linda pero ingenua a la que llaman IA. 

No pasó mucho tiempo. Ya el plan estaba armado. El disfraz era perfecto. Nadie notaría la diferencia, ni siquiera el hijo de puta. Len preparó una mochila y se fue rumbo a la casa de IA. Al llegar, se ubicó en una parte escondida entre las sombras. Adentro había una discusión tremenda. Al parecer, la chica le descubrió una patanería al tipo. Perfecto, esto será una excusa perfecta para ejecutar el plan. Se escuchan platos rotos, gritos, empujones. Len se asoma por la ventana de la cocina. Puede ver que IA está con la cara apretada de la rabia, dirigiéndose a la nevera. Mientras Gakupo se queda en la sala, aún aturdido con la discusión. Ninguno mira al otro. Es el momento. Fue buena idea traer el cloroformo y el pañito.

Len entra por la ventana de la cocina, y rápidamente toma a IA por detrás, poniendo el pañito con cloroformo en su nariz y boca, presionando con fuerza para que no escape un grito. Siendo ella tan menudita, no pudo con la fuerza del chiquillo. Al caer dormida, la coloca a un ladito de la nevera. Ahora falta el perro. ¿Qué hacer? Len mira a su alrededor y toma el primer cuchillo que consigue, uno muy pequeño que se usa para cortar frutas. Aprovechando la oscuridad, brinca sobre la espalda de Gakupo, y por la propia adrenalina, comienza a gritarle cosas, pero con una voz que no se entendía para nada. Gakupo estaba aterrado, forcejeando con esa chica que se había vuelto loca (o eso creía él). Luego de varios segundos de lucha (que parecerían horas) la hoja del cuchillo traspasa el saco, la camisa y la piel del hombro de Gakupo. Una.. "No..." Dos... "No..." Tres... "¡AÚN NO!". Len comenzó a mirar a los lados. No entendía de dónde venía esa voz misteriosa. No era IA, ni era su voz, era otra mujer. ¿Por qué le dijo "Aún no"? Pero no importa, ya había matado al tipo. Pero IA parece que empezaba a reaccionar. Era el momento de escapar. Vuelve a salir por la ventana y corre casi sin rumbo. 

A mitad de camino, se quita el disfraz, se pone de nuevo su ropa normal, limpia la sangre de sus manos con alguna que otra pared, y al llegar a un contenedor enorme de basura, deja las evidencias de su crimen allí, donde nadie pueda hallarlas. Len regresó a su casa tarde. Rin ya estaba dormida, así que siguió hasta su cuarto, se bañó para limpiarse los restos de sangre, y se fue a su computadora, abrió el explorador y buscó todas las ofertas de empleo disponibles. 

Pasaron varios días. Lily comenzaba a ir a casa con más frecuencia. Durante varias tardes ella y Rin salían, supuestamente para reunirse con una tal Camila. Por otra parte, Len se enteraría que el tipo no se había muerto, que su mujer estaba presa por intento de homicidio, que estaban investigando el asunto y que los policías estaban merodeando por toda la ciudad. Len entró en pánico. Lo iban a descubrir. Tenía que conseguir empleo rápido. Una tarde, vio una oferta de empleo para asistente de camionero. La paga era regular pero al menos tenía garantizado el escape de esa ciudad. Con eso podría mantenerse él y ayudar en la distancia a Rin y el bebé que venía en camino. Una vez aceptada la oferta de empleo, Len resolvió pedirle a Lily que por favor se haga cargo de su hermana... no sin antes confesarle todo, desde su amor hasta su crimen. Y así, el chico comenzó a escribir la carta.



Lily leyó cada línea con total atención. Su corazón se destrozó con toda la historia. Ella adoraba a Len, lo quería como un hermano pequeño. Sin embargo, ella en sus adentros sentía una espina que le aquejaba desde casi toda su vida. ¿Por qué los hombres se sienten atraídos por ella? ¿Por qué Gakupo nunca entendió que ella no estaba interesada en él ni en ningún tipo? ¿Por qué Len nunca se dio cuenta de que ella era...

-Hi Babe! -Interrumpió Ann, una operadora del 911 asignada por el departamento de Policía, y que ya tenía un buen tiempo en una relación estable con Lily. Incluso están organizando planes de boda. 

-Hola, cielo.

-¿Qué pasó, amor? -Ann se dio cuenta de que Lily tenía los ojos rojos por el llanto. 

Lily, respirando profundo, comienza a ordenar las ideas para no mentirle a Ann y a la vez no delatar a su querido Len. Si eso pasara, la más destrozada sería Rin y Lily no estaría dispuesta a permitir eso. 

-...Es una larga historia. Te cuento en casa.

Ann asiente con la cabeza, toma la mano de Lily, le da un beso, y se van juntas a casa...

Pasarían 15 años luego de estos acontecimientos. Llegaría el día en el que se abrió la puerta de la prisión para devolverle a Gakupo la libertad. 

-Cómo has cambiado, Snack City... ¡Cómo has cambiado!

Capítulo 8: Ya no me importa (L. y M. AlexTrip Sands)

La puerta de la prisión se cierra tras el otrora galán. Lo espera un carro que reconoce apenas lo mira. La conductora le hace señas para que suba. Gakupo abre la puerta del copiloto, entra, se sienta, cierra. 

Gumi enciende la radio. Suena el noticiero. Su pasajero escucha por primera vez en mucho tiempo las noticias de una ciudad que consideraba olvidada. Su realidad hasta hace una hora estaba limitada a unas rejas, tipos con unos historiales nada halagadores, una iglesia improvisada que servía de refugio a quienes rompían las reglas no escritas de los internos, un policía que siempre se las ingeniaba para hacerle pasar malos ratos por años... Sin embargo, él no prestó atención a las informaciones de la radio. Sólo miraba por la ventanilla. Árboles, vehículos, vendedores... La calle. 

De pronto, Gakupo echa una mirada a Gumi. Ella está concentrada en el camino, con una ligera sonrisa. Se le nota en paz, incluso feliz. Una felicidad que él vio renacer lentamente en la sala de visitas de la prisión. Era inevitable recordar aquella mañana de sábado. 

Nadie le visitaba. ¿Para qué? ¿Quién? Ya era normal ver a los demás presos viendo a sus madres, esposas, hijos y allegados. Gakupo estaba solo, así que ni se molestaba en salir de su celda número 39. Lo que podía pasar era que se apareciera aquel policía a amargarle la existencia que ya de por sí era miserable. De hecho escuchó esa voz como siempre, pero diciendo unas palabras que jamás pensó escuchar. 

-Mira, muñequito de torta, tienes visita. ¡Muévete!

¿Visita? ¿Para mí? ¿Quién? Gakupo no entendía nada. Pensó que era un error. Al escuchar el segundo grito del policía se sintió más confundido, no obstante se acomodó su uniforme, salió de la celda, dejó que le pusieran las esposas y se encaminó a la sala de visitas. Se sentó en la silla del cubículo y al mirar al frente se llevaría la sorpresa más grande en años. Esa hermosa chica de cabellos verdes, su excompañera de trabajo, aquella que fue su amante engañada... Ahí estaba, con los ojos brillantes pero nerviosos. ¿Qué hacía allí? ¿Necesitaba cerciorarse de que él estaba en la mismísima mierda? ¿Quería reírse de su tragedia en su propia cara?

Toma el auricular, y la pregunta fue simple:
-¿Qué haces tú aquí? ¿Qué hice ahora?

Ella, con su voz llena de dulzura, un poco susurrante y nerviosa, le dijo unas palabras que jamás pensó escuchar.
-Estoy cansada...

Recibiría sus visitas cada semana. Ella se encargaría de llevarle comida casera, cuidaría de su salud, le daría algo que jamás pensó él que recibiría de nuevo: Amor. Ella resolvería amar a pesar de los errores del pasado. Incluso se decidió a entender que todo ser humano es susceptible de cometer fallos. Mas su motor más fuerte fue aquella felicidad breve pero inmensa de aquellos días de convivencia intermitente. Fue confrontada, menospreciada, calificada de idiota, y aún así, su corazón sanó de una manera tan grande que de sus cicatrices florecería el perdón. El germen de dicho perdón nacería el mismo día de la sentencia en aquel juicio lleno de vicios y desorden. Su aliada no deseada y ella se miraron a la salida del tribunal dudando de si habían hecho lo correcto. La respuesta de Gumi estaba en esas palabras dichas en la sala de visitas. 

De vuelta a esa casa, a aquella que él compraría años atrás, se sintió como si el mundo hubiera congelado el tiempo. Todo estaba limpio, en su sitio. Él le pide un momento para darse una ducha caliente. Ella acepta. Gakupo entra a la ducha, deja que el agua le recorra mientras siente una tormenta de pensamientos llenar su mente. ¿Merece estar ahí? ¿Es digno tan siquiera de aquel perdón?

Al salir del baño que estaba ubicado en la habitación principal, envuelto en una bata, se encuentra de frente con Gumi, quien lo esperaba de pie... desnuda. Ella le decía con su mirada que se entregaba a él, que sería suya hasta el final. Gakupo, al contemplar esa escena, ese cuerpo aún hermoso y perfecto, y al encontrarse con ese rostro radiante y esa mirada de mujer auténticamente enamorada, no soportaría más. Cayó a sus pies y rompió a llorar. Se sentía absolutamente miserable. Gumi se arrodillaría frente a él y se dedicaría a calmarlo. así estuvieron un largo rato. 

Al final, él se acostaría a dormir, pensando antes en lo que sería rehacer su vida. Gumi sería su apoyo en ese trayecto... ¿Pero por cuánto tiempo?

Esta historia continúa... (Este post se actualiza conforme vaya avanzando la historia)

Comentarios

  1. pues... me gusto la historia muy original..y es lo que suene pasar en muchos paises... pero... yo pienso que pues la historia aun va tomando forma y un final para mi...seria ver a las 3 engañadas compartiendo un cafe y platicando lo que paso y que aria... diga el tragico final de este chico..osease el mujeriego de gakupo...>:D

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  2. Alex, ya casi estoy afinando cosas para lo que hemos hablado en G+... Espero respuesta de Yesi-Chan... Y se que va a ser TREMENDO! Saludos grandes desde la Republica Gemela...

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  3. Bastante real la historia, creo que toca muy de cerca lo que tantas mujeres alguna vez en la vida hayan podido vivir con un hombre como este cuando llega a sus vidas. Seguire esperando la prox. parte... EXITO!!! xoxo...

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    1. Ni más ni menos. Es una historia basada en hechos reales. El desarrollo y los personajes son obviamente ficticios, por lo que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Ahora bien, procuramos en la mayoría de los casos manejar el humor como recurso. Utilizamos muchas expresiones bastante comunes en nuestros países latinoamericanos. Ya de por sí eso da risa. También estamos tratando de abarcar tendencias musicales del Caribe, como por ejemplo instrumentos y ritmos de Venezuela, Puerto Rico, República Dominicana, Colombia, Cuba, incluso México. El cuarto episodio sí consideramos hacerlo más emocional, y manejamos un perfil psicológico más profundo (los japoneses describirían a la protagonista como Yandere). Una montaña rusa de emociones. En fin, ya viene el quinto, Kary!

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  4. COMO QUISIERA QUE EN EL PROXIMO APAREZCAN LEN , RIN Y LUKAA
    mmmm... Y TAMBIEN CLARAAA.. :D

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  5. Esperando el resto mi Buen Alex... c:
    Iré a buscar mi banderita de Fan N°1 y me sentaré a esperar el anhelado juicio c:
    Jajaja...

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    1. Tú estás bien claro en lo que va sucediendo, de quienes me han comentado sabes que eres el que está más acertado en la historia. Gracias, hermano!

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  6. Hola me llamo Mayra xD hace tiempo que me gustan tus videos y hoy que tengo tiempo vie sta saga y me parecio GENIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAL me encanta vocaloid me alegra mucho encontrar otra saga buenisima las canciones de vocaloid al ser pequeños videoclips y no tener la duracion de animes te dejan mucho que desear lo cual permite imaginarte la continuacion y jeje bueno es la segunda vez que veo a Gakupo con mas de una chica en sagas pero me parece una historia bastante interesante y original mis felicitaciones es genial :D Y tambien es latina y salsa :D merecen una reverencia Alex, yesi-chan :D

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    1. Gracias por tan bonitas palabras, Mayra. Y seguirá esta historia, aún viene lo más interesante de todo, hay cosas que pocos se imaginan que sucederán.

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  7. ojala hicieran alguna cancion de megurine luka donde relate su juicio al caso investigado por kaito y bruno y saber mas detalladamente el encierro de Ia en una celda y otra en k explique la mujer sonriente con un anillo a punto de morir en una camilla creo k podria ser maika

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    1. Sobre lo primero que comentas, aún faltan capítulos, así que mantente pendiente. Sobre lo segundo, busca en el post la historia de MAIKA. :)

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  8. "No vale la pena dar mayores detalles, simplemente esa noche su pureza dijo adiós."

    La peor parte de toda la historia sin dudas :'( lastima que gakupo no vive en venezuela.. ya le habria cobrado las que le hizo a mi inocente Rin... jajajajaja tremendo como siempre.. se me ocurrio pasar por aca a ver y me encontre con otros temas que no habia escuchado y de paso me puse a leer.. sigue asi y buscamos de hacer una pelicula que la vaina esta buena (y) jajajajaja.. esperemos lo que siga.

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    1. La peor parte no, la que más te afectó! Te tocó a la catirita. Jajajaja... Bueno, no sé si una película, pero por ahí viene algo muy interesante, hay gente interesada en este cuento.

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  9. esta muy buena cada mañana escucho toda la saga mientras ordeno mi cuarto esta re genial la saga felicitacioness a Yesi-chan y AlexTrip me encanta practicamente toda (exepto la respuesta) genial espero con ancias el sexto capitulo bay saludos desde venezuela ciudad bolivar

    psd en hipocresia de amor te falto nunnoru

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    1. Ah, caramba, de Ciudad Bolívar? Gracias por esos saludos. A ver, ¿Por qué La Respuesta no te gustó? Eso es bueno saberlo. Y bueno, que no haya estado Nunnorü en Hipocresía de Amor no significa que no vaya a aparecer en algún otro tema de los que faltan, si algo tiene la saga es el montón de sorpresas en cada episodio. Gracias desde Caracas. :)

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    2. Casi nueve años desde que hice ese comentario, y probablemente más de diez desde que empecé a escuchar la saga y aún sigo aquí. Y todavía le tengo rabia a la respuesta por el simple hecho de que la canta Gakupo y ese ser me cae mal. 😋🤙

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  10. Ajajajaja... Por puto Gakupo que no vas a ver el camión >:D

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  11. Y bueno... ahora que se me pasó la rabia... La saga está preciosa *-* Cada canción era igual o mejor que la anterior!!! Omaigá... que me emociono. Bueno, voy a escucharla otra vez :'D

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  12. Me gustaría saber si van a continuar. Con la saga por que esta muy buena

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  13. sobre todo mi favorita es la del patán esta muy graciosa. Espero que hagan pagara a Gakupo, por que, por lo que veo ah tenido suerte de librarse de muchas antes de que conociera a Ia que enloqueció, o mas bien se diría que en ese momento expreso su enojo de una forma equivocada. Y hasta con suerte corrió por que no le paso nada, solo fue un pequeño corte. Pero por favor continúen con la saga esta muy buena, la música la trama los personajes, yo diría que casi todo, pero igual hay veces que los vídeos no tienen subtitulos y cuando los tienen a veces se pierde y provoca sangrado de ojos, jejejeje no es cierto pero si duele la vista después pero de ahí me encanta todo

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    1. Gracias por tus comentarios. Sí, a finales de este año tendremos el esperado sexto episodio de esta historia. Sobre las recomendaciones relacionadas con los subtítulos, hay unos temas que no los tienen porque cuando fueron hechos no pensamos en que iban a tener tanta repercusión en los fans. De hecho se elaboró este post que se actualiza con cada episodio o spinoff, precisamente para que la gente no pierda detalle alguno de esta historia. Muchas gracias.

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  14. Gracias por contestar y espero con ansías, el siguiente episodio.

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  15. Por fin estaba esperando esto, pero me gustaría que hubieran puesto una parte de la historia de lo que paso en la heladería, ya que en la plena de los desamores no aparecen mas que Lily, Nunnoru y camila, pero me imagino que a muchos nos gustaría saber pues que paso en la heladería al encontrarse todas las engañadas por Gakupo y la reacción de ver a Rin si es que ella igual se presento ahí.
    Pero en esta parte del juicio sin duda Yesi-chan se lucio quedo muy interesante, pero también espero que saquen los Stan off, muy pronto y continúen parte de la historia ovio que ya no se centrara en la historia principal que fue el juicio, pero si que es lo que sucede en la vida tanto de las engañadas como de los que salieron afectados indirectamente.
    Me gusto el vídeo se complementaron bien las voces y no lo dejaron en un solo ritmo salsero, si no como que le completaron, con variaciones.
    Muy bueno.

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    Respuestas
    1. Gracias! Muchos han pedido la historia de la heladería. Creo que podríamos hacerla como un spinoff. Sobre los nuevos temas, vienen poco a poco, de hecho al terminar la publicación del sexto episodio, tanto Yesi como yo nos repartimos el trabajo, como en los buenos tiempos, tanto para el séptimo episodio (que me toca íntegramente a mí) como otros spinoffs que nadie se imagina (Unos serán de Yesi, otros míos y otros en conjunto), así que la historia no se detiene, aunque les aviso, el final está muy cerca y aunque no me lo crean, será inesperado.

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  16. Hope x el capítulo 7, al 6 estoy súper viciado #superpegadizo xD 39

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  17. Llevó @ños, esperando, por favor no dejen 1ue muer@ ates de verl@ terminad@

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  18. Por que me hacen esto llevo un tiempo esperando, que salga la continuación, por favor continúen la y no me dejen en ascuas

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  19. Me dejaron en suspenso cuando sale el siguiente me encanta la saga, ya se que conteste mil años despues pero que importa podrias actualizar lo antes posible llevo años esperando la siguiente cancion plisssss

    P.d Liberen a gakupo no se lo merecia cuando veas esto si es que lo vez me contestarias una duda
    gracias
    atte
    una fan mas

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  20. Cuando sale el episodio 7 porfavor haganlo que me dejaron con suspenso

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  21. Entonces faltan dos capitulos para terminar la saga?

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  22. es hermosa la verdad gakupo es un hijo de la fregada lol no es que la verdad es una muy buena serie enserio neta que hacen un buen trabajo y muchas felicidades es decir a ustedes y a todos los vocaloid en eserio es buenisima.

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  23. Acabo de leer y escuchar todas las canciones! ME ENCANTAROON, habia escuchado pan con chocolate hace un par de años,¡ pero nunca me imagine que tuviera historia! ME ENCANTO TODAS LAS CANCIONES. FELICITACIONES A ALEXTRIP POR TAN BELLO TRABAJO!

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