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Monte y Culebra

Para quienes no son venezolanos, el nombre de esta saga, que curiosamente no identifica a la primera canción de esta historia, les sonará raro. Les cuento rapidito. En Venezuela se suele decir peyorativamente que "Caracas es Caracas y lo demás es Monte y Culebra", refiriéndose al hecho de que en la Capital de este país en el que nací tiene todo y que no hay nada que buscar en el resto. El título de esta nueva saga latina es una manera de decir que simplemente las cosas no son tan sencillas como se cree. No obstante, las historias que se relatarán no son muy diferentes a las cosas que suceden en los distintos países latinoamericanos. Aclarado el punto, comenzamos.

Capítulo 1: La Salada. (Letra y Música: AlexTrip Sands)

Gumi se levanta con el pie izquierdo. Es uno de esos días en los que el despertador en vez de sonar te insulta. Se quita la ropa de dormir y se va a la ducha, deseosa de quitarse el pegoste de sudor que le dejó una noche calurosa. Para su ingrata sorpresa, no había agua. No había llenado los tobos (baldes, cubetas) la noche anterior, así que gruñendo se pone la toalla y se va a preparar el desayuno. Pone a freír dos huevos, se va al cuarto para comenzar a vestirse ya que tenía que ir a trabajar. Una liga del sostén tenía un nudo, se entretuvo quitando el nudo. Cuando lo logró, buscó las botas. Faltaba una, no la encontraba por ninguna parte. Resulta que estaba en la sala, nadie sabe por qué. Se calza, y cuando empieza a ajustarse los botones de su chaqueta, siente el olor a quemado en la cocina. ¡Los huevos!. Como se le hacía tarde, resolvió tomarse un vaso de leche, se sirve un vaso y se lo toma de golpe. ¡La leche estaba vencida! Enseguida corrió al baño a vomitar. Lo más feo del caso es que como no había agua, se quedó el inodoro lleno de lo que su organismo expulsó. En fin, con aquella molestia en la boca, el pegoste en el cuerpo y el hambre, se va a su carro.

Entra al carro, pone la llave, la gira, el carro no arranca. ¡Ah caramba, no tiene gasolina! Le tocará irse en camionetica (transporte público)... No, mejor no, el tráfico debe estar horrible. Su trabajo quedaba al este de la ciudad y ella vivía al oeste, específicamente en Gato Negro, por los lados de Catia, así que lo mejor era tomar el metro... O al menos eso creía Gumi. Cuando entra, el andén estaba a reventar. Había un retraso por una falla eléctrica y por lo tanto el metro estaba en colapso. Un viaje que se llevaba 15 minutos en carro, por la autopista, se llevó hora y media. Al llegar a la oficina, la espera su jefa. Resulta que ella tenía que entregar un trabajo pendiente, importantísimo para unos inversionistas que estaban haciendo el negocio del siglo. Gumi dejó la carpeta en el asiento de atrás del carro. Se cayó el negocio. La botaron. Ahí mismo le dieron su liquidación, y con eso se fue al mercado. Hizo una cola de 2 horas para ver si le vendían una bolsa de jabón, cuatro paquetes de arroz, dos kilos de harina y una botella de aceite... Cuando le tocó su turno escuchó esas fatídicas palabras: ¡Ya todo se acabó!. 

Ya con el stress acumulado, se fue a caminar para despejarse la mente. Aún no se explica cómo aparecieron esas nubes negras llenas de agua que se ensañaron con ella. La lluvia fue tremenda. Toda empapada, toma una camionetica rumbo a su casa. Al ir llegando, se mentalizó positivamente. "No pasa nada, todo es normal, relax, ya llegaste, ahora a descansar"... Abre su cartera, busca las llaves, no las encuentra... ¡Su madre!

Se sienta en la acera de enfrente a pensar ¿Cómo dejé las llaves? ¿Ahora cómo entro a la casa? ¿Será que llamo al viejo de la cerrajería? ¡Pero es un usurero! ¿Cuánto me va a cobrar? Mientras pensaba todo esto, ve que por debajo de la puerta de su casa empieza a salir agua. Al salirse de la ducha, como no había agua, se olvidó de cerrar el grifo. Entró en crisis, no hallaba que hacer, la gente la miraba pero no hacía nada. Se sienta de nuevo en la acera, jalándose de los cabellos, y de pronto suena en el radiecito del kiosco de periódicos de doña Jacinta el noticiero de una emisora local. ¡La estaban mencionando! Reportaban que su casa se estaba inundando y que al final del día nadie la ayudaba porque era una "malapaga". 

Gumi no aguantó más. Decidió subirse por una ventana alta que estaba abierta. Comenzó a escalar lentamente. Grave error.


Le pusieron un yeso en la pierna derecha, la caída le causó una fractura considerable. Le dan de alta y le ordenan reposo de un mes (cosa que no le servía de nada porque no tenía trabajo). Cuando va saliendo de la clínica, pensando en qué iría a comer ya que en su nevera no tenía ni un pedazo de queso, le dan la cuenta por la emergencia. Aún se recuerda en esos pasillos la expresión que dijo al ver semejante deuda.

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