Dos Estrellas

Historia original de VNaneP. Letra: AlexTrip Sands. Música: VNaneP.

Llegó el día de San Valentín. Miku estaba muy emocionada, pues celebraría su primer día de los enamorados junto a ese chico tan bueno y dulce del que ella se enamoró. Por cosas de la vida, ese día le tocó libre, así que estuvo haciendo cosas cotidianas hasta la tarde, cuando se animó a comprarle un obsequio a su enamorado. 

Sin embargo, se percata de que por unos gastos de la casa que debió solventar con urgencia, se había quedado casi sin fondos. 

-Qué tonta soy, ¿Por qué no revisé antes de salir de la casa? ¿Ahora qué hago?

Necesitaba comprar ese obsequio, tenía mucha ilusión. Un día como ese no se repetiría jamás. De pronto, le vino una idea loca. ¿Quién sabe? Quizás funcione.

Se acomodó en una esquina, y se puso a cantar. Confiaba en que su talento le ayudaría a conseguir algo de dinero para cumplir con su cometido. La gente escuchaba y seguía su rumbo. Al parecer cada quien tenía sus propios problemas. Miku estaba a punto de rendirse, pero de repente apareció una niña preciosa. Se detuvo frente a ella, y le miraba atentamente. Sus ojitos empezaron a brillar, su sonrisa no cabía en su rostro, la niña estaba con el corazón a mil. De esos ojitos brillantes y casi llorosos salieron dos estrellas, al tiempo que, en su inocencia, sacó de su bolsillo unas cuantas monedas y las puso en el pequeño platito que estaba en el suelo. 

-¡Cantas muy bonito, aquí tienes, adiós! -Dijo la niña antes de irse corriendo hasta donde estaba su mamá. 

Miku se emocionó. Esas pequeñas monedas serían suficientes para comprar el tan ansiado regalo. Entró a una tienda y vio algo que le fascinó: Una bufanda gris. 

-¡Esto es perfecto, sé que le va a encantar! Además, el costo es exactamente lo que me queda de dinero. 

Pide la bufanda, le paga al señor que atiende el negocio y se va, feliz, mirando su regalo como pensando que era el mejor obsequio del mundo... hasta que...

En el camino se dio cuenta de que muchas parejas estaban paseando, con montones de regalos, dulces, globos, flores, dispositivos electrónicos, de todo... Miku se sintió tan insignificante, y su linda bufanda ya no le parecía tan genial.

-Pero... si él se merece cosas como esas, y no una tonta bufanda... ¿Cómo podré verle a la cara? Se va a decepcionar, y posiblemente él esté preparando algo muy grande para mí. 

De pronto, sonó el celular. Era él.

-¿Aló?

-Hola, mi amor precioso, ¿Dónde andas? Es que me muero de ganas por verte.

-Emmm.. Ay, mi amor, es que ando complicada, haciendo diligencias y esas cosas. No sé si...

-Tranquila, cielo, te espero frente a la fuente en la que nos dimos el primer beso, estaré ahí a eso de las seis, te espero. Y te dejo porque el autobús me deja atrás. Te quiero. ¡Chao, cielo!

-Pero... Amor, espera... Uy, colgó. 

Miku estaba muy triste. Durante largo rato se insultaba a sí misma por ser una incapaz que no supo escoger el regalo perfecto para su novio. Con la cara llena de vergüenza, se acercó a la fuente. Ya eran las seis. Su amado llegaría puntualmente. Él, sonriendo, se le acerca.

-Aquí estoy, mi amor.

-Ay, cielo, yo...

-Ya va, ya va, yo primero. Cierra los ojos y extiende la mano.

Miku se sentía cada vez peor. Hizo lo que él le pidió. Sintió que sobre su palma de la mano se posaba algo ligero, metálico, como una cadenita. -¡Ya puedes mirar! -le dijo él, contento como niño comiendo chocolate. Cuando Miku abrió los ojos, se encontró con un lindo collar del que pendía la figurita de un puerro. No sabía cómo reaccionar, era un regalo sencillo pero muy hermoso. Al tiempo, miraba la cara del chico, rebosante de emoción. 

-¡Mi amor, está precioso! No sé qué decir...

-No digas nada, cielo, es sólo un regalito, pero te lo doy con todo mi amor.

Miku sabía que tenía que entregar su regalo. "No le va a gustar, se va a decepcionar" pensaba a cada segundo. Así que, temblorosa, queriendo llorar de la vergüenza, le muestra la bufanda.

-Toma, mi amor, es para ti, perdona que no te pude...

-¡UNA BUFANDA! ¡Justo lo que quería! ¿Cómo lo supiste? ¡Con este frío que hace, me moría por tener una! ¡Ay, mi amor, eres increíble!

El chico no lo podía creer, Miku le había dado el mejor regalo posible. Ella estaba extrañada, pero aliviada de ver que sus temores fueron en vano. Comprendió que la importancia de este día no está en el costo de los regalos, sino en el amor con que se entreguen. 

El chico estaba tan emocionado que de sus ojos, casi llorosos y brillantes, nacieron dos estrellas, al tiempo que abrazaba a Miku diciéndole:

-Te quiero, mi amor.